INDIA- Esta historia comienza con una mentira. Una mentira que, en una calurosa tarde de junio de 2018, se llevó por delante la vida de Qasim, un comerciante en Uttar Pradesh, el estado más poblado de India y un frecuente epicentro de tensiones religiosas.

De pie en el lindero de su granja, Samaydeen, de 68 años, señala un sendero de tierra y polvo. Su mirada, fija en ese punto, lo transporta a aquella tarde. Han pasado ya siete años, pero ese simple camino rural, sigue siendo el escenario de una pesadilla para él.

Estaba en un rincón de su granja fumando un “beedi”, un delgado cigarrillo liado a mano, muy popular en las zonas rurales de India, cuando todo empezó.

Aquel día, Qasim se dirigía, precisamente, a la explotación de Samaydeen a recoger forraje para el ganado, pero un sonido at

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