En el vasto y a menudo repugnante escenario de la política española, donde la decencia se disuelve como un azucarillo en un brebaje amargo, el Partido Popular ha lanzado un ultimátum al PSOE que huele a rendición incondicional: resguardos bancarios y tiques que iluminen el laberinto de dinero en efectivo que fluye desde la sede de Ferraz hacia las manos de José Luis Ábalos. Actualizado al 5 de octubre de 2025, este embate, articulado por el secretario general del PP, Miguel Tellado, responde al último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que destapa "desembolsos" por 95.437 euros del exministro, presuntamente nacidos de "ingresos no declarados". Mientras Ábalos, con la audacia de un prestidigitador pillado en falta, acusa a la UCO de "intencionalidad tendenciosa" y jura que los pagos del PSOE en sobres "son legales", el PP pinta un retrato de corrupción endémica que hace tambalear los cimientos de la Moncloa.

El Informe de la UCO: Una Montaña de Indicios Oscuros

El documento de la UCO, conocido el viernes, pone el foco en un engranaje siniestro: entregas en efectivo por parte del PSOE que no cuadran con la documentación remitida al juez, revelando una discrepancia que grita opacidad. Esos 95.437 euros, según los agentes, provienen de fuentes no declaradas, un detalle que transforma la sede partidista en un cajero automático clandestino. Más turbio aún, la UCO descubre que Ábalos enviaba dinero a una peruana en Chimbote, quien gestiona un inmueble a su nombre en esa remota localidad costera, un hilo que teje una red transatlántica de flujos inexplicables. En un tono que destila ironía histórica, el informe alude a las "chistorras" –así llamaba Koldo García, exasistente de Ábalos, a los billetes de 500 euros–, un apodo que evoca no un aperitivo inocente, sino un banquete ilícito en tiempos de tribulación nacional.

La Defensa de Ábalos: ¿Legalidad o Desafío Descarado?

El exministro, ahora en el banquillo de los sospechosos habituales, no ha escatimado en bravatas. Acusando a la UCO de una "intencionalidad tendenciosa" que bordea la persecución, Ábalos defiende con fervor que los pagos del PSOE en sobres "son legales", un mantra que resuena hueco ante la montaña de indicios. ¿Cómo justificar desembolsos masivos en efectivo, mientras los españoles contaban las monedas en la pandemia? Su alegato, lejos de disipar sombras, las multiplica, recordándonos que en el teatro de la política, la negación es el primer acto de la farsa.

El Ultimátum del PP: Resguardos o Contabilidad B

Miguel Tellado, en una rueda de prensa en Oviedo que rezumaba indignación patriótica, ha elevado la apuesta a un desafío frontal: el PSOE debe exhibir "hoy mismo" los resguardos de las retiradas en efectivo de sus cuentas bancarias, que expliquen el manantial de metálico en la caja de Ferraz, y los tiques de los gastos de Ábalos en restaurantes, hoteles y desplazamientos. "Si no, quedará acreditada la existencia de una contabilidad B en el PSOE", advierte Tellado, delineando un panorama de "maquinaria bien engrasada" donde el dinero B entra en "bolsas de basura" o sale por manos cómplices. A su juicio, urge aclarar si otros dirigentes del partido operaban con el mismo modus operandi, un "escándalo" de financiación ilegal que Pedro Sánchez, como inevitable cabecilla –dado que Ábalos era su número dos–, no pudo ignorar, consentir o encubrir. "Estamos hablando de una corrupción generalizada en el PSOE", sentencia, recriminando que, mientras la nación sufría, el "entorno más cercano a Sánchez hacía caja y se repartía chistorras".

Tellado no se detiene ahí: exige que Sánchez asuma su responsabilidad política y convoque elecciones anticipadas, declarando que "hasta aquí ha llegado su escapada, su huida". No descartan medidas drásticas, pero por ahora, el foco recae en los socios de investidura –a quienes advierte que, si no rompen con Sánchez, serán "colaboradores necesarios de toda su corrupción"–, y en su silencio ensordecedor 24 horas después del informe. "Una inmoralidad", clama, que mancha el escudo de la decencia socialista.

La Erosión de la Virtud Cívica

Este pulso no es mero rifirrafe partidista; es un asalto a la médula de la gobernanza republicana. Cuando un partido que se erige en custodio de la ética acumula indicios de sobresueldos a su cúpula en plena crisis sanitaria, la confianza pública se deshilacha como un tapiz antiguo. El PP, en su cruzada, apela a la rectitud elemental: ¿mostrarán los resguardos, o admitirán la charada? Ábalos, con su defensa airada y su red peruana, y el PSOE, con su caja opaca, nos recuerdan que la virtud exige no excusas, sino transparencia. En el anfiteatro ibérico, urge una reforma que honre la presunción de inocencia sin encubrir la podredumbre: elecciones limpias, auditorías implacables. De lo contrario, la democracia no será un laurel magna, sino una prestidigitación perpetua donde el ciudadano paga el pato.