CDMX.- En la habitación número 210 del Motel Kamawa la linda Susiflor, muchacha candorosa, se hallaba en el lecho del placer con Libidiano, hombre proclive a cosas de lubricidad. La ingenua joven le preguntó con vehemencia al labioso galán: «¿Me amas, Libi? ¿Me amas?». Él tipo se enojó: «¡Carajo! ¡A quién se le ocurre hablar de amor en un momento como éste!». Babalucas y su esposa vieron por primera vez el mar. «¡Cuánta agua!» -exclamó ella con asombro. Declaró el tonto roque: «Y abajo hay más».Tres provectos ciudadanos conversaban en una banca del parque. Dijo el primero: «Jamás fumé; no bebí ni anduve con mujeres. Por eso llegué a los 80 años». Acotó el segundo: «Siempre hice ejercicio y llevé una dieta balanceada. Seguramente a eso se debe que haya llegado a los 90». Dijo el tercer vale
De política y cosas peores

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