En este país se aburre el que quiere. Vorágine informativa respecto a José Luis Espert quien finalmente se bajó de la candidatura en domingo a la tarde noche , mientras caía una copiosa lluvia en Buenos Aires, metáfora fácil del llanto.

En un Gobierno que se ufana de odiar a los periodistas, volvió a llevar a la práctica ese odio y tuvo en vilo a las redacciones el jueves casi a la medianoche, mientras Espert grababa un video; también el viernes, con la reunión a la hora de la cena entre el Presidente y el diputado en Olivos. Y lo coronó al dar la noticia definitiva del pulgar abajo el domingo. Para colmo de males, obligó al sopor de mirar la entrevista al Presidente , una charla amigable repleta de centros a la cabeza.

Ahora, queda saber cuál es el costo de la desprolijidad de La

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