La paradoja es que el acuerdo podría salvar al primer ministro de Israel, por un tiempo, de sus múltiples procesos judiciales y del repudio social. Pero también sellará su legado: haber conducido su país al borde del abismo moral

En los últimos meses, la presión internacional contra el Gobierno de Netanyahu ha ido creciendo, sumándose varios países europeos. Con el deterioro de la posición de Netanyahu y el uso cínico de rehenes y soldados como escudo político, este llegó a la Casa Blanca y dijo que sí a un acuerdo de alto el fuego. No lo hizo por convicción moral ni por una súbita iluminación diplomática, sino porque la realidad —económica, militar y política— le impuso un límite.

Detrás de la escena , el alto el fuego promovido por Donald Trump reactivó la única salida viable para

See Full Page