Miles de personas se han movilizado en Estados Unidos en la segunda jornada de protestas bajo el lema "No Kings", en oposición a la administración del presidente Donald Trump. Las manifestaciones, que se han llevado a cabo en más de 2.500 localidades, han reunido a cientos de miles de participantes en ciudades como Nueva York, Boston, Chicago y Washington D.C.

Los organizadores de estas movilizaciones, que agrupan a diversos grupos de defensa de la democracia, han expresado su preocupación por lo que consideran un régimen cada vez más militarizado y autoritario. Las protestas se han intensificado en respuesta a las políticas de inmigración de Trump, el despliegue de fuerzas del orden y el Ejército en las ciudades, así como el apoyo a Israel. En este contexto, los manifestantes han utilizado disfraces llamativos, incluyendo tiburones, abejas y dragones, para expresar su descontento.

En Nueva York, una de las concentraciones más grandes tuvo lugar en Times Square, donde se estima que más de 100,000 personas se unieron a la protesta. Los asistentes corearon consignas como "Trump debe irse ahora" y mostraron pancartas con mensajes como "Las personas antes que los multimillonarios". La elección del color amarillo por parte de algunos manifestantes simboliza la unidad y la resistencia no violenta, recordando que "Estados Unidos pertenece a su pueblo, no a los reyes".

Las protestas se desarrollan en medio de un cierre gubernamental que ya dura tres semanas, lo que ha exacerbado las divisiones en la sociedad estadounidense. A pesar de la magnitud de las manifestaciones, el Partido Republicano y Trump han minimizado su impacto, calificándolas de antiamericanas.

Una manifestante en Nueva York, que ha estado protestando desde los años 60, comentó: "Ahora toda nuestra democracia está siendo amenazada: los principios básicos, la prensa, el poder judicial". Otra asistente expresó su tristeza y miedo bajo la administración actual, afirmando: "Espero que juntos podamos salvar la democracia".

Las protestas de "No Kings" son la tercera movilización masiva desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, reflejando un creciente descontento entre los ciudadanos que buscan un cambio en la dirección política del país.