Madrid acogió ayer una nueva manifestación convocada con el respaldo de más de un centenar de personalidades del mundo de la cultura para exigir una paz «justa y duradera» en Gaza. Lo hizo un día después de las concentraciones celebradas en varias ciudades del país en solidaridad con el pueblo palestino. No hay acuerdo, por mucho que esté comprometidas todas las partes, y que se encuentre bendecido por los países árabes, que esté en condiciones de neutralizar la toma de la calle por la izquierda. El objetivo no es hoy, y somos muy escépticos de que lo fuera alguna vez, más allá de algunos bienintencionados, el final de la guerra y del padecimiento, sino la instrumentalización de un drama con epicentro a miles de kilómetros. No es, en absoluto fue, un asunto de política internacional, de co
La agitación como gran baza electoral

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