Durante meses, el presidente de EE.UU., Donald Trump, se negaba a imponer sanciones a Rusia, confiado en su capacidad de poner fin al conflicto ucraniano a través de un acuerdo con el mandatario ruso , Vladímir Putin. Sin embargo, esta semana, el líder estadounidense volvió a dar un giro al sancionar a las dos mayores petroleras del país euroasiático, Rosneft y Lukoil.
Según funcionarios estadounidenses y europeos consultados por Bloomberg , detrás de ese cambio de postura repentino estaría el secretario de Estado, Marco Rubio, que, tras hablar el lunes con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, canceló una reunión planeada con él, considerando que Moscú estaba tratando de retrasar las negociaciones de un alto el fuego, pese a que Rusia siempre ha insistido en su disposición al diálogo para poner fin a las hostilidades , subrayando que hace falta eliminar las causas profundas de la crisis ucraniana.
No obstante, la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Anna Kelly, rechazó el reporte sobre el papel protagónico de Rubio en la toma de decisiones del mandatario, afirmando que Trump "lidera en política exterior", mientras funcionarios como él o el enviado especial del presidente, Steve Witkoff, "ejecutan" su agenda, "formando un equipo unificado detrás de la visión" de Trump .
El miércoles, el Departamento del Tesoro del país estadounidense anunció sanciones contra Rosneft y Lukoil y 34 de sus filiales, como respuesta a la "falta de compromiso serio por parte de Rusia con un proceso de paz para poner fin" al conflicto.
Al respecto, el presidente ruso comentó este jueves que las nuevas medidas "son de carácter grave y tendrán ciertas consecuencias, pero no tendrán un impacto significativo" en la situación económica del país, al tiempo que indicó que " ningún país ni pueblo que se respete toma decisiones bajo presión ".

RT en Español
Noticias de América
LancasterOnline Estados Unidos
Prensa Latina
Bored Panda