Como en el cine, un grupo de malvados urdió y adelantó una conspiración para asaltar, apoderarse, de nuestra Nación. Para tal propósito alegó promesas incumplidas, falencias, errores de actores cuestionados de nuestra democracia, pero simultáneamente valiéndose de mecanismos democráticos consolidados, como los procesos democráticos de elección nacional, para desde allí desarticular nuestra institucionalidad, liquidar la libertad.

Astutamente y con los cuantiosos recursos del país, desplegaron una cultura de control social autoritario, destrucción material y moral, manipulación humana e implantación del terror, envolvente como una interminable noche sobre la noble nación.

Más allá de los cientos de presos políticos, crímenes de lesa humanidad, denunciados por ONU, OEA, Ongs, la larga mano

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