Esperanza acaba de cumplir los 100 años. Nos abre las puertas de su casa en la parroquia de San Fiz, en Mañón, sin darle mucha importancia a su hazaña. "Trabajar, eso es lo que hice toda la vida", nos responde entre risas cuando le preguntamos por su secreto. Y aunque suene a broma, no le falta razón.

Una vida de trabajo en el campo en la que se despertaba con el sol y casi se iba a dormir también con él. "Trabajábamos mucho en el monte y en la huerta. Teníamos animales y ahí no se para nunca", relata. Un trabajo que no sabe de domingos ni festivos y que supone mantener una actividad física moderada y constante. Aquí la clave número uno de la longevidad que Galicia empieza a convertir en seña de identidad.

Trabajo en el campo, vida sin estrés y comida de casa

El ayuntamiento de Esperanz

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