El 40,66% que celebró Javier Milei no fue la única cifra que habló el 26 de octubre: 11,5 millones de argentinos eligieron callar. En ese vacío, el más profundo desde 1983, se esconde una rebelión muda contra todos los partidos. Y una advertencia que ningún poder puede ignorar.

En el Hotel Libertador, bajo las luces crudas de la noche que iluminaban rostros exhaustos y banderas violetas, Javier Milei alzó los brazos como un profeta en éxtasis, el traje arrugado por una euforia que no alcanzaba a tapar la grieta bajo sus pies.

“¡Pasamos el punto bisagra!”, rugió minutos antes de las 22:30, tras el cierre de mesas y el escrutinio preliminar, según la Cámara Nacional Electoral (CNE).

Los flashes lo santificaron en la penumbra. La Libertad Avanza (LLA) arrasó en las legislativas con un 40,6

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