El cofundador de los helados Ben & Jerry's Ben Cohen ha acusado a la multinacional propietaria, Unilever, de formar parte de un movimiento de “besada de culo empresarial” a Donald Trump y de prohibir a la compañía desarollar un sabor ideado para apoyar la paz en Gaza.

Cohen declaró a The Guardian que Unilever está inmersa en un “ataque corporativo a la libertad de expresión” por vetar el desarrollo del sabor, pensado para manifestar solidaridad con el pueblo palestino. La junta independiente de la compañía había aprobado la iniciativa, que se discutió por primera vez hace un año.

La filial responsable de los helados de la multinacional, Magnun, confirmó que no había dado curso este verano a la propuesta de la junta.

Cohen ha emprendido una campaña para “liberar Ben & Jerry's” y convencer a Unilever de que venda la marca a un grupo de inversores con conciencia social que, según dice, han prometido preservar su “misión social”.

Al hilo del autoritarismo creciente de Donald Trump, Cohen defiende que ha llegado el momento de que “las compañías y todos los que crean en la justicia, la libertad y la paz se levanten” y que es ahora “cuando más se necesita que Ben & Jerry's pueda alzar la voz”.

“Da la impresión de que, desde que Trump fue elegido, todo aquello a lo que se oponga —las medidas a favor de la libertad, equidad e inclusión, la historia de los negros en EEUU o la libertad de expresión de los manifestantes— acaba censurado”, critica.

La marca tiene en su historial varios helados fabricados en solidaridad con movimientos sociales, como los comercializados con motivo de la cumbre climática de París de 2015, la legalización del matrimonio homosexual a nivel federal en EEUU o a favor de la reubicación de refugiados en Europa.

Las críticas de Cohen, expresadas también en un vídeo en Instagram , son el último embate de una agria contienda entre los fundadores y los dueños de la marca. Unilever planea convertir Magnum en una compañía independiente que cotice en Ámsterdam, Londres y Nueva York.

Este proyecto se ha visto retrasado por el cierre gubernamental en EEUU, pero podría arrancar hacia finales de año. Unilever dice que confía en que así sea.

Tanto Unilever como Magnum dicen que Ben & Jerry's “no está a la venta”. Concretamente, Magnum insiste en que “los miembros independientes de la junta de Ben & Jerry's no son ni han sido nunca responsables de la 'estrategia y ejecución comercial de Ben & Jerry's'”.

Al respecto del señalado sabor propalestino, un portavoz declaró: “Los responsables de Ben & Jerry's toman en consideración las recomendaciones, pero la administración ha determinado que no es el momento idóneo para invertir en el desarrollo de este producto”.

La compañía dice que la marca de helados favorece “campañas próximas a sus comunidades”, como la mejora de las condiciones de vivienda de los refugiados en Reino Unido y las campañas en defensa de la libertad de expresión en EEUU.

Magnun añadió: “Seguimos comprometidos con la singular misión triple de Ben & Jerry's —económica, social y del producto— y aspiramos a basarnos en su éxito como marca emblemática y muy querida”.

Unilever, de propiedad británica y dueña de marcas que van desde los jabones Dove a la mayonesa Hellmann's, compró Ben & Jerry's en 2000 por 326 millones de dólares, pero acordó, de forma inusual, que la marca conservase una junta independiente que pudiese expresarse sobre cuestiones de justicia social.

Los fundadores alegan que Unilever ha incumplido su promesa, particularmente en lo que atañe a la crisis humanitaria de Gaza causada por la destrucción de gran parte de su territorio por parte de Israel.

Un portavoz de Unilever declaró: “Siempree hemos tratado de trabajar constructivamente con los equipos de Ben & Jerry's para garantizar que respeten el acuerdo original sobre su misión social, de carácter progresista y no partidista”.

Cohen y Jerry Greenfield fundaron Ben & Jerry’s en 1978 tras enrolarse en un curso sobre fabricación de helados. La primera tienda la abrieron en una antigua gasolinera de Burlington, en el estado de Vermont, con la misión de “hacer avanzar los derechos y la dignidad humanas”.

Tras la compra por Unilever, ambos pasaron a ser empleados remunerados sin mayor papel en el negocio que promover sus valores como “embajadores de marca”. Cohen sigue siéndolo, pero Greenfield dimitió en septiembre, protestando por la falta de independencia de la marca.

Cohen entiende que se está impidiendo que Ben & Jerry's fabrique “helados con causa” y prometió crear un sabor en solidaridad con Palestina en su propia cocina. Ha pedido al público que participe en la idea a través de una competición de dos semanas. Apuntó que se basaría en la sandía, una fruta que simboliza la solidaridad con el pueblo palestino .

Del helado en cuestión se elaborará una remesa pequeña con su marca personal, Ben's Best, y no se comercializará, pero se espera que conciencie sobre la causa de “la reconstrucción, la paz y la dignidad para las gentes de la región”. La marca Ben's Best la había empleado inicialmente en 2016 para apoyar al senador izquierdista de Vermont Bernie Sanders, y desde entonces ha llamado la atención sobre otras causas sociales.

Ben & Jerry’s ha chocado con la empresa matiz en reiteradas ocasiones a cuenta de los derechos de los palestinos. Se negó a vender helados en los territorios ocupados por Israel y demandó a Unilever cuando esta vendió la filial israelí de la marca a un operador local. También llamó genocidio en mayo a la actuación de Israel en la Franja, en línea con la comisión de investigación independiente de la ONU .