Dentro de la cabeza de Miguel Tellado hay una sala de vistas entera con su tribunal, las acusaciones y las defensas. Allí se celebran los juicios rápidamente y las sentencias salen como de una fábrica de embutidos. No se ve cómo se hacen, lo que es un alivio, pero el producto final del secretario general del PP aparece en todo su esplendor en ruedas de prensa, discursos y tuits. El Código Penal se reinventa cada día al servicio de los intereses del partido.
El viernes, Tellado ya había emitido su sentencia por el juicio del fiscal general: “El que no tiene nada que ocultar, nada borra. Que un fiscal general del Estado borre su WhatsApp, elimine su correo electrónico, se llama obstrucción a la justicia y también es un delito. Lo han probado en sede judicial miembros de la UCO que han comparecido en este juicio durante esta semana”. ¿Obstrucción a la justicia? Sí, eso es un delito, pero no apareció por ningún lado en el juicio. A Álvaro García Ortiz se le ha juzgado por un delito de revelación de secretos, que es otra cosa. Qué más da, dirá Tellado.

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