Varios jugadores del FC Barcelona celebran un gol de Leo Messi (tercero por la izquierda) durante el partido de Supercopa que enfrentó al equipo catalán con el Real Madrid el 17 de agosto de 2011. Natursports/Shutterstock

En el verano de 2010, millones de personas festejaron en las calles la victoria del primer mundial de la selección española. Aquel triunfo, basado en un juego de posesión y toque corto, fue más que un simple hito deportivo: supuso la consagración a nivel internacional de un estilo creado en el FC Barcelona con Johan Cruyff, perfeccionado por Pep Guardiola y aplicado por Vicente del Bosque a la selección de España con un éxito sin antecedentes.

Ese mismo estilo, llamado “tikitaka” de manera popular, no solo dejó su huella en el campo de juego, sino que cambió la manera en que el mundo ve a España y a Cataluña. A través de lo que en nuestra nueva investigación llamamos playstyle branding, el fútbol de posesión se convirtió en una herramienta cultural y de proyección internacional.

De Cruyff a Guardiola: la filosofía que define un estilo

El FC Barcelona siempre ha sido més que un club: un símbolo de identidad catalana y de valores como creatividad, disciplina y colaboración. Esta identidad se fue forjando a través del tiempo. Johan Cruyff, llegado en 1988, incorporó conceptos del “futbol total” holandés, priorizando el control del balón y el trabajo en equipo. Como explica Joan Vilà, exentrenador de categorías inferiores del Barça y conocedor de la cantera del club, más conocida como La Masia: “El énfasis en el control del balón, el movimiento y el pase no solo promueve habilidades técnicas, también transmite principios de responsabilidad y trabajo en equipo”.

Pep Guardiola consolidó este enfoque entre 2008 y 2012, logrando victorias históricas como el sextete de 2009. Su influencia no se quedó en el Barça: la selección española adoptó este estilo, gracias a jugadores formados en La Masia como Xavi, Iniesta, Piqué y Busquets, lo que permitió dominar el fútbol internacional durante esos años.

Nuestra investigación, basada en entrevistas con entrenadores, exjugadores y periodistas, confirma que este estilo no solo define cómo se juega, sino que también moldea la identidad del club y de la selección, reflejando valores y principios compartidos. Según Joan Capdevila, campeón del mundo en 2010: “El éxito de la selección se basó en un estilo incorporado desde las categorías juveniles; los jugadores ya estaban preparados cuando llegaron al primer equipo”.

Más que táctica: valores y cultura en el césped

La Masia forma técnicamente, pero también social y personalmente. Joan Vilà señala: “Se enseña fútbol, pero también a ser personas conscientes de su entorno. Así se forma un estilo que trasciende el campo”. Este enfoque genera cohesión social. Aficionados y comunidades se reconocen en el juego, fortaleciendo la identidad colectiva y el orgullo regional y nacional.

Más allá de la táctica, el fútbol de posesión y toque dio pie a un lenguaje propio, donde términos como “jugar” y “disfrutar” sustituyen a “atacar” o “defender”. En La Masia, este vocabulario refleja una visión del fútbol como arte y colaboración, y no solo como competencia.

Fútbol y proyección internacional: playstyle branding

Un ejemplo claro de cómo el estilo de juego ha proyectado la imagen de Cataluña es la colaboración entre el FC Barcelona y la Agencia Catalana de Turismo. Este acuerdo busca consolidar la simbiosis entre el club y la región, utilizando la proyección internacional del Barça para promover Cataluña como destino turístico. La identidad y los valores del club se alinean con los de la región, reforzando su imagen global.

Vídeo de la campaña Feel the colours protagonizado por Aitana Bonmatí, ganadora de las tres últimas ediciones del Balón de Oro.

Es importante destacar que la selección española elevó la reputación del país a través del fútbol. Los triunfos, especialmente los de la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010, junto con el de la Eurocopa de 2012, consolidaron la imagen de España como nación estratégica e innovadora, reforzando la marca país y fomentando turismo e inversión. José Sámano, exeditor de El País, recuerda: “Antes, la selección era ‘La Furia’. Tras 2008, España pasó a ser reconocida por su identidad futbolística clara”.

De la Barcelona Olímpica a la Barçamanía

Barcelona pasó de ser la “ciudad olímpica” de 1992 a consolidarse como “la ciudad del fútbol creativo”. La identidad del Barça contribuyó a posicionar a la capital catalana como un centro global de innovación y excelencia, lo que tuvo un impacto directo en su imagen turística y empresarial.

Este modelo trascendió fronteras. Academias y equipos de países como Alemania, Inglaterra o incluso India (donde emigraron al final de su carrera diversos jugadores de LaLiga) adoptaron principios del juego de posesión, integrando valores de colaboración y pensamiento estratégico en sus metodologías.

La paradoja es evidente. Un estilo nacido del orgullo catalán terminó definiendo la identidad futbolística de toda España, uniendo bajo una misma filosofía a jugadores y aficionados de distintas regiones. Este modelo de juego no solo transformó la selección nacional, sino que también impulsó la exportación del talento futbolístico español.

Desde la primera década del siglo XXI, la presencia de jugadores españoles en ligas extranjeras ha crecido de forma notable. En la temporada 2025, por ejemplo, 22 internacionales españoles juegan fuera de LaLiga, con especial presencia en la Premier League inglesa.

Conexión euromediterránea

El “tikitaka” ha dejado una huella cultural en Cataluña y España, reflejando valores como creatividad, inteligencia colectiva y trabajo en equipo. Según Jonathan Giráldez, exentrenador del Barça Femení, este estilo habla un mismo idioma, proyectando esos principios en la imagen de Barcelona, Cataluña y España.

La identidad futbolística española encuentra resonancia en iniciativas diplomáticas como Casa Mediterráneo, creada en 2009 por el Gobierno español para fortalecer las relaciones con los países de la región euromediterránea en ámbitos culturales, económicos, científicos y de innovación sostenible. La filosofía del fútbol español coincide en valores con los principios promovidos por esta institución, mostrando cómo el deporte y la cultura pueden dialogar y reforzarse mutuamente.

Hoy, el concepto de playstyle branding nos permite entender el fútbol no solo como un espectáculo deportivo, sino como una forma de diplomacia cultural. El “fútbol total” holandés o el Jogo Bonito brasileño reflejan identidades nacionales, mientras que el “fútbol de posesión” representa la mentalidad mediterránea: colectiva, estratégica y creativa.

Más allá de los trofeos, la grandeza del estilo está en su capacidad de unir comunidades, generar orgullo colectivo y cambiar la percepción internacional de un país. La Masia del FC Barcelona sigue siendo el epicentro de esta filosofía, y su influencia se extiende a jugadores, entrenadores y aficionados de todo el planeta.

El fútbol demuestra así que puede ser mucho más que un juego: es una plataforma para expresar valores, proyectar cultura y construir reputación. La filosofía de Cruyff, Guardiola y sus discípulos sigue viva cada vez que un equipo adopta la posesión y el toque como bandera, recordándonos que un estilo de juego puede realmente trascender el campo y dejar una marca imborrable en la sociedad y el mundo.

El popularmente llamado “tikitaka” no solo cambió el fútbol. También ha contribuido a proyectar una imagen internacional de España con acento mediterráneo y a reforzar su identidad cultural y diplomática.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.