En estos días de mirar atrás también hay que tener cuidado en cómo se mira hacia adelante sin caer en una caricatura perezosa de los más jóvenes. La juventud española tiene menos inclinaciones autoritarias, al menos según las encuestas, que las del Reino Unido, Estados Unidos o Italia

Los bulos del franquismo que perviven: ni la guerra fue inevitable ni hubo una “extraordinaria placidez” en la dictadura

Mucho hemos escrito sobre las lagunas en la enseñanza de la historia del franquismo en las escuelas y los espacios públicos (yo también, hasta para una audiencia global), y sobre el sorprendente giro hacia la extrema derecha de los jóvenes que puede estar, en parte, relacionado. Pero en estos días de mirar atrás también hay que tener cuidado en cómo se mira hacia adelante sin caer en una caricatura perezosa de los más jóvenes.

Se repiten titulares llamativos sobre cómo un porcentaje minoritario, pero significativo de quienes no vivieron el franquismo están de acuerdo con la afirmación de que “en determinadas circunstancias un régimen autoritario puede ser preferible”. Según el sondeo recién publicado de la encuestadora 40db para El País, los adultos menores de 28 años que están de acuerdo con esa frase son algo más del 23%, igual que el 22% de los menores de 44. Son porcentajes superiores a los publicados por el CIS esta primavera, que reflejan que el 17% de los menores de 34 años está de acuerdo con esa afirmación, y que se trata del 9% de las personas entre 34 y 44 años.

Lo que está faltando en algunas de estas informaciones es que, en realidad, la juventud española tiene menos inclinaciones autoritarias, al menos según las encuestas, que las del Reino Unido, Estados Unidos o Italia. Y esto ya sin contar países como India, Indonesia o México, donde el autoritarismo se asume como natural.

El 33% de los menores de 30 años en el Reino Unido dicen que estarían de acuerdo con un régimen autoritario liderado por una figura “fuerte” y ni la mitad apoyan el sistema democrático actual, según una encuesta publicada esta primavera que coincide con datos globales del Instituto Pew. El 38% de los estadounidenses jóvenes dicen apoyar alternativas autoritarias al sistema democrático actual.

Considerando datos globales de 2024 de Pew, el mayor aumento del respaldo de la autocracia en todas las edades se ha dado en México. El patrón más común es el de la ideología más que la edad: las personas que se identifican con partidos de derecha aceptan más la autocracia e incluso un gobierno militar que el resto.

En estos datos, la preocupación por la democracia es casi lo más destacable sobre España, en particular por un porcentaje altísimo de población -el 60%- que dice que “ninguno” de los partidos representa “bien” sus opiniones.

Todo esto para decir que el giro a la derecha y la desconfianza en la democracia -que parecen ir de la mano- son un fenómeno global, más grave en muchos países fuera de España, y que no se puede reducir sólo al franquismo y la desmemoria histórica.

Está claro que España tiene un problema de desconocimiento de la historia crucial del siglo XX que es acuciado en su población más joven. Pero los efectos de la pandemia, la desigualdad, la corrupción, la desconfianza en los políticos, la fragmentación de la información y el precio de la vivienda son factores más universales que pueden explicar por qué la inclinación hacia el autoritarismo está pasando incluso en democracias más consolidadas y de manera más grave que en España.

No hay que olvidar que quienes han madurado en esta década ya han vivido el shock de la restricción de libertades en la pandemia (el “en algunas circunstancias” incluye el muy real salvar la vida) y han conocido la realidad de la guerra en suelo europeo de una manera que no vieron sus padres. Los que son un poco más mayores han visto cómo se derrumbaba la economía de su país y la de su casa por lejanos tejemanejes de banqueros y negligencia de políticos despistados o ignorantes. Esto es historia muy reciente que tampoco se debe olvidar.