A un mes exacto de que arranque el invierno, la llegada al meridiano de esta estación ya se deja notar en todas las regiones. La fuerte bajada de temperaturas es una realidad y con el frío, la humedad y la temporada de lluvias, la aparición de los primeros resfriados y la temida gripe también se convierte en un hecho. Prevenirlos a través de unos buenos hábitos es una de las mejores estrategias: seguir unas pautas simples de higiene, nutrirse adecuadamente, llevar una vida activa o mantener a raya el estrés son algunos de nuestros aliados para mantener un sistema inmune fuerte y capaz de convertirse en un muro contra las infecciones. Aun así, nadie está a salvo cuando el frío aprieta.

En estas estaciones, además, pasamos más tiempo resguardados en espacios cerrados donde es más fácil que proliferen y se concentren bacterias, y el uso de la calefacción también hace que se reseque el ambiente y nos afecte a las vías respiratorias. Si eres de los que se resfrían todos los años, incluso si ya estás inmerso en un proceso catarral, aquí van algunas propuestas de alimentos que pueden ayudarnos a sobrellevarlo mejor y, en algunos casos, a acortar el tiempo del resfriado. Sobre todo si los síntomas son leves. Ninguno de ellos, eso sí, sustituye al consejo médico.

El ajo y la cebolla

El ajo y la cebolla, sobre todo el primero, han sido empleados desde la antigüedad en recetas curativas

Estos dos ingredientes tan básicos pero tan versátiles en la cocina son conocidos también desde la antigüedad por sus propiedades curativas. Ambos tienen un efecto antimucolítico y son muy efectivos para ayudar a expulsar esas secreciones tan molestas. El poder contra los resfriados del ajo está estudiado científicamente . Y aunque la evidencia no está constatada del todo, sí que hay indicios de “su posible actividad antiviral contra diferentes virus patógenos al bloquear la entrada viral en las células huésped”.

En el caso de la cebolla no hay respaldo científico probado en humanos, solo en laboratorios, aunque sí que se utiliza para mejorar la congestión en forma de inhalación de vapores y también se puede integrar en la alimentación diaria o en forma de infusión. El ajo se puede tomar en crudo o bien cocido para suavizar el sabor, integrado en caldos o en suplementos ya preparados comercialmente.

Los cítricos y la vitamina C

Distintas frutas cítricas

Lo cierto es que los cítricos y la vitamina C pueden ayudar a prevenir resfriados pero no en todos los casos. No se puede generalizar. Y, según algunos estudios científicos, solo ayudaría a evitar en cierta medida los catarros en aquellas personas que realizan actividad física muy intensa o que se encuentran expuestos a unas temperaturas extremas. Y aunque no está demostrado que curen procesos catarrales, sí que lo está que pueden acortarlos en cierta medida. En el caso de los adultos, en un 8% y en el de los niños, en un 14%.

Pero no te lleves a engaño, porque aunque tomar un zumo de pomelo, limón o naranja pueda suavizarte la garganta y tener un efecto positivo, las dosis que contienen estas frutas de vitamina C no son las que se toman de referencia en los estudios científicos. Por ejemplo, una naranja contiene 82 mg de vitamina C, por debajo de los 200 mg diarios contemplados en los ensayos.

La miel

La miel tiene efectos beneficiosos en caso de catarro

La miel se asocia directamente a esta época y a los resfriados. Una buena cucharada de miel pura, sola o diluida en una infusión o un vaso de leche o alguna otra bebida caliente, reconforta prácticamente solo de pensarlo. Algunos estudios científicos apoyan que la miel es útil en los resfriados y que ayuda a reducir la frecuencia de la tos. Eso sí, hay que evitarla en niños menores de un año para evitar riesgo de botulismo. En dosis controladas, según algunos ensayos puede ser más segura incluso que algunos jarabes contra la tos. E investigadores de la Universidad de Oxford concluyeron que en algunos casos es más efectiva que algunos medicamentos. Solo en algunos casos, por lo que en función de la gravedad de los síntomas que se experimenten, ninguno de estos remedios sustituye un tratamiento suscrito por un profesional de la medicina.

Caldo de pollo y verduras

El caldo de pollo es una fórmula ideal para hidratarnos y nutrirnos al mismo tiempo

Igual que sucede con la miel, el caldo de verduras y pollo es de los primeros remedios caseros que nos vienen a la cabeza cuando empezamos a sentirnos indispuestos durante los meses de frío. Cucharada a cucharada todos los nutrientes que se concentran en un simple bol de sopa son una herramienta infalible para templar cualquier cuerpo. Pero además es que hay evidencia científica de su poder antiinflamatorio, según un estudio de la Universidad de York publicado en la revista Chest, lo que podría redundar en una posible reducción de la inflamación de las vías respiratorias y mejorar algunos síntomas del resfriado. Además, un caldo es perfecto para hidratarnos al tiempo que nos nutrimos

Infusiones

Las infusiones son muy reconfortantes y pueden ser útiles para aliviar algunos síntomas

A nadie se le escapa lo que ayudan algunos tés e infusiones de hierbas, raíces y plantas medicinales en estos casos. Uno de los ingredientes más populares es el jengibre, que según algunos estudios puede ser útil para reducir la tos, la congestión (si es leve) y el malestar de garganta. Otra infusión que puede aliviarnos es la de menta , que puede favorecer una mejor respiración al contener mentol. O la de manzanilla, que además de ayudar a conciliar el sueño también puede aliviar algunos síntomas leves .

Una infusión reconfortante en caso de resfriado podría combinar para una taza de agua, un trozo de jengibre de unos 2 cm, entero o rallado, una bolsita de manzanilla o una cucharada de manzanilla a granel, el zumo de medio limón y su cáscara, endulzado con una cucharadita de postre de miel.

Yogur y otros probióticos

Los probióticos del yogur tienen efectos positivos en nuestro sistema inmune

Dentro del grupo de probióticos encontramos algunos alimentos como el yogur, el kéfir, el chucrut o el miso. Los microorganismos vivos que albergan se ha demostrado que en algunos casos son útiles para reducir el riesgo de padecer infecciones respiratorias agudas. Sin embargo, no hay tanta evidencia sobre su efecto en la curación de las mismas. Sí que pueden ayudar a reducir tanto el tiempo como su severidad, pero de forma más leve. Su mayor poder preventivo puede deberse a que este tipo de alimentos favorecen el equilibrio de la flora intestinal y, por tanto, la inmunidad del sistema.