Se cumplieron los pronósticos, y, como adelantó eldiario.es , el Papa León XIV aceptó la renuncia de Rafael Zornoza Boy como obispo de Cádiz y Ceuta. Una decisión obligada, después de una gestión lamentable del escándalo que ha convertido al ya emérito en el primer obispo español en ejercicio acusado de abusos a menores. Junto a ello, Prevost ha designado un administrador apostólico, en la figura del obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia.

Valdivia guiará la diócesis gaditana en una difícil transición antes del nombramiento definitivo de obispo residencial, para cuyo puesto sigue sonando con fuerza el obispo de Guadix, Francisco Orozco. Orozco no pertenece a la misma provincia eclesiástica que Zornoza, por lo que, en principio, no podría ser administrador apostólico, una figura diferente a la de administrador diocesano, nombrada directamente por el Papa y, normalmente, cuando se dan “circunstancias especiales o particularmente graves”, como es el caso.

Con esta decisión, que bien podría haberse tomado hace cuatro meses, cuando Roma tuvo conocimiento (y otorgó verosimilitud) de las acusaciones de abusos contra Zornoza, concluye un primer capítulo de este escándalo. A partir de ahora, se generan dos procesos. El primero, que afecta a la diócesis, que seguramente sufra una auditoría interna para depurar responsabilidades y poner orden.

El segundo, que se aplica al acusado, que al ser emérito ya no ocupará cargos de gestión directa. Y es que a partir de ahora Zornoza habrá de responder a las preguntas de los investigadores de la Rota Romana, en un proceso que se prevé largo y que, primero, tendrá que concluir la fase previa y decidir si hay base suficiente como para juzgar, canónicamente, al ya obispo emérito de Cádiz y Ceuta. 

Los obispos españoles, con el Papa León

¿Por qué ahora? Por varias razones. En primer lugar, por la coincidencia del encuentro de la Comisión Ejecutiva de la CEE con el Papa, justo antes del comienzo de una Plenaria donde el caso Zornoza ha sido vivido con estupefacción y dolor. Aunque en un primer momento, todo parecía indicar que el cese del obispo se daría antes de 'empañar' la reunión con León XIV, lo cierto es que se 'castigó' una filtración interna.

En segundo lugar, por respetar los 15 días previstos desde que se conoció el escándalo hasta el anuncio del cese. Y, especialmente, tras las palabras del propio Papa, quien lejos de esconderse en eufemismos -como ha hecho el resto de la cúpula episcopal española- quiso utilizar el particular 'púlpito- que supone su encuentro con los medios a la salida de su 'break' semanal en Castel Gandolfo para lanzar dos mensajes.

El primero, para explicar que en la Iglesia de León se van a cumplir los procedimientos judiciales, y no habrá atajos, y que si se demuestra la culpabilidad de Zornoza “habrá consecuencias”; el segundo, para animar a las víctimas a seguir denunciando. En esta línea, se entiende la aceptación de la renuncia, una vez ya se ha iniciado el proceso, y se ha explicitado el derecho a la defensa del obispo. 

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