La cumbre del clima COP30 de Belém do Pará, la conferencia que el presidente brasileño, Lula da Silva llevó a la Amazonía y a la que le subieron las expectativas al poner encima de la mesa la posibilidad de crear una ruta de abandono de los combustibles fósiles, se ha chocado con la realidad: la decisión final alcanzada es un acuerdo aguado que no menciona la causa del cambio climático ante la negativa de varios países a incorporar una guía con la que superar la dependencia del petróleo, el gas y el carbón.
El temor a cerrar la conferencia sin algún tipo de consenso se ha impuesto. Ya lo avanzó este viernes el presidente de la COP30 André Correa do Lago, al decir que lo importante era “preservar el multilateralismo” ahora que EEUU ha abandonado las conversaciones climáticas y la oleada ultraconservadora socava las políticas ambientales tanto en América como en Europa. “Perdemos todos” dijo al pedir que los países encontraran un territorio común.
Esa realidad se concreta en que, del primer borrador de acuerdo aparecido el martes que incorporaba la opción de abrir esa hoja de ruta encaminada a abandonar los combustibles fósiles (la causa de las emisiones de CO2 que están desequilibrando el clima) se ha pasado a un versión en la que se menciona un “Acelerador Global de Implementación”.
El presidente Do Lago, tras aprobarse los textos oficiales, ha dicho que “creará dos hojas de ruta” una para “detener y revertir la deforestación” y otra para “transitar lejos de los combustibles fósiles”. Pero no son acuerdos de la conferencia. Se ha comprometido a presentar su trabajo en abril de 2026 en una reunión de la ONU en Colombia.
Mención indirecta a la transición
¿Qué es el acelerador? El texto explica que se trata de una “iniciativa solidaria, cooperativa y voluntaria” para “acelerar la implementación”. Traducido, quiere decir apretar en la puesta en marcha de medidas. El objetivo, afirma, es “mantener el 1,5ºC grados al alcance”. Esa es la temperatura extra máxima a la que se quiere limitar el calentamiento global del planeta.
Los países, en este acuerdo, aseguran que esta es la respuesta a “la urgencia, las brechas y desafíos”.
La vía que se ha encontardo para no romperlo todo ha sido incorporar una mención al Consenso de Dubai, la histórica declaración de 2023 donde sí se mencionó por primera (y única vez) los combustibles fósiles en una decisión de una COP. Ahí se comprometían a “transitar lejos de los combustibles fósiles”.
Una referencia indirecta y algo enrevesada que parece que ha contentado a la Unión Europea, uno de los grupos de estados que advirtieron de que, sin un lenguaje ambicioso sobre recortar emisiones y, por tanto, abordar el problema de los combustibles fósiles, no habría acuerdo en Brasil.
“No hay avance”, concluye el coordinador de cambio climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz. “Las últimas 48 horas de la COP han sido una pérdida de tiempo porque apenas se han introducido cambios en la proposición del viernes”, añade.
La decisión final lanza en este sentido la “Misión de Belén hacia el 1,5” para facilitar que los planes climáticos nacionales sean más ambiciosos. Sus conclusiones deberían ser publicadas el año que viene. Los planes climáticos actuales abocan a un calentamiento global de 2,5ºC. Los recortes de emisiones previstos si se cumplieran tal y como están se quedan en el 12% para 2035 cuando los científicos han señalado que deberían llegar al 57%.
Bloqueo de productores y consumidores de fósiles
Si unos 80 países salieron públicamente a apoyar la idea de crear esa ahora fracasada hoja de ruta para alejarse del petróleo, el gas y el carbón, Do Lago añadió este viernes tras eliminar esa opción en su última propuesta que había “otros ochenta” que se habían opuesto. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Rusia o India, entre otros, bloqueaban volver a hablar explícitamente de este asunto.
“Posiciones extremas”, explicó Do Lago al describir cómo veía la situación. El sistema de estas conferencias en las que los acuerdos son por consenso otorgan una capacidad real de veto a quienes no se den por satisfechos.
Lo que ocurre es que el territorio común que había pedido Correa do Lago, al final, se ha parecido más a la postura de los petroestados que se han negado a admitir más menciones al petróleo o el gas (su fuente de riqueza) que a las declaraciones de Lula da Silva o la Unión Europea que han estado repitiendo durante dos semanas que era el momento de “la verdad”, de la “acción” y de la famosa “hoja de ruta para superar la dependencia de los combustibles fósiles”.
La directora de Greenpeace España, Eva Saldaña, ha comentado desde Brasil que la hoja de ruta “se ha visto bloqueada por países que se niegan a apoyar esa medida necesaria y urgente. Tampoco la protección de los bosques .El texto no recoge la magnitud del cambio climático”.

ElDiario.es
Noticias de España
ALERTA El Diario de Cantabria
ElDiario.es Politica
Valencia News
La Sexta Internacional
CBS19 News Crime