En un giro alarmante, Estados Unidos ha llevado a cabo más de 20 ataques en menos de tres meses, resultando en la muerte de 82 personas, en su lucha contra el narcotráfico en aguas cercanas a Venezuela y Colombia. Esta operación, denominada 'Lanza del Sur', ha militarizado la región como no se había visto desde 1991. El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha calificado estos ataques como “ejecuciones extrajudiciales” dirigidas a ciudadanos caribeños y latinoamericanos. Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, considera que el despliegue militar estadounidense representa una amenaza a su gobierno y ha comenzado a preparar a sus fuerzas armadas y milicias ciudadanas ante un posible ataque. La Casa Blanca justifica estas acciones como un esfuerzo para combatir el narcotráfico, pero surgen preguntas sobre las verdaderas intenciones de la administración Trump. Algunos analistas sugieren que el objetivo podría ser aumentar la influencia de EE.UU. en América Latina y debilitar el régimen de Maduro. Trump ha sido ambiguo sobre sus planes, afirmando que “no ve límites” en sus acciones. Jason Marczak, del Atlantic Council, opina que el presidente busca demostrar su poder en la lucha contra las drogas y aumentar la presión sobre Maduro, similar a sus esfuerzos durante su primer mandato. Desde 2020, EE.UU. ha acusado a Maduro y otros altos funcionarios chavistas de formar parte del Cártel de los Soles, vinculado al narcotráfico. La administración Trump ha ofrecido recompensas que han aumentado hasta 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Maduro. La tensión entre EE.UU. y Colombia también ha escalado, especialmente tras la retirada del visado a Petro y la suspensión de ayuda financiera. Trump ha calificado a Petro de “líder del narcotráfico” y ha amenazado con ataques contra cárteles en México. El primer ataque en aguas caribeñas se produjo el 2 de septiembre, resultando en la muerte de once miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua. Desde entonces, se han registrado 20 ataques adicionales, siendo el más mortífero el del 28 de octubre, que dejó 14 muertos. A pesar de la intensificación de los ataques en el Caribe, datos de la DEA indican que el Pacífico es la principal ruta de tráfico de cocaína, lo que plantea interrogantes sobre la estrategia militar de EE.UU. en la región. La situación sigue evolucionando, y las acciones de EE.UU. en el Caribe podrían tener repercusiones significativas en la política y la seguridad de América Latina.