BERLÍN – No cabe duda de que Europa le debe mucho a los Estados Unidos . Nunca deberíamos olvidar la defensa estadounidense de la libertad en la Europa Occidental y en Berlín Occidental , la financiación de la reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, la victoria en la Guerra Fría y la unificación europea bajo el paraguas de seguridad de la OTAN .
Para Europa, fueron décadas exitosas, felices y –hay que decirlo– cómodas. Pero también nos adormecieron en la complacencia. No vimos que la perspectiva desde el centro del imperio estadounidense era distinta de la nuestra; que EE. UU. se sentía sobrecargado y estirado al límite; y que, cada vez más, cargaba con más peso que su periferia europea. Los estadounidenses libraban guerras costosas por el interés del conjunto del impe

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