Durante años, Starliner fue presentada como la oportunidad de Boeing para aspirar a un papel protagonista en los vuelos tripulados estadounidenses, en un escenario en el que SpaceX avanzaba más rápido con Dragon . El contrato firmado con la NASA en 2014 representaba esa oportunidad: seis vuelos tripulados y una puerta abierta a un nuevo ciclo de misiones. Once años después, la situación es distinta. Ese acuerdo se ha ajustado y la próxima misión se ha convertido en un examen sin personas a bordo.
Aquel acuerdo situó a Starliner dentro del programa con el que la agencia espacial estadounidense buscaba garantizar dos vehículos estadounidenses distintos hacia la Estación Espacial Internacional. La idea era clara: disponer de más de una cápsula capaz de transportar astronautas, planificac

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