Casi 200 faros pueden verse por las costas de nuestra geografía. Pero solo hay uno en la península, curiosamente, con nombre femenino. En la ciudad de Málaga . La conocida como “La Farola de Málaga” es uno de los iconos más reconocibles de la Costa del Sol y un símbolo indiscutible de la ciudad, situada específicamente en el Paseo de la Farola. Se trata de una estructura que ha cumplido ya más de doscientos años de historia y se mantiene como la torre más emblemática del puerto la ciudad andaluza. Es el único con esta denominación en toda la península, ya que los otros ejemplos similares se encuentran en Santa Cruz de Tenerife y en Menorca .
Más allá de su nombre, esta vigía ha servido históricamente como la luz para los marineros y como un punto de referencia para los vecinos de la ciudad. Su significado patrimonial es profundo y no puede desvincularse de la larga relación de Málaga con la navegación marítima, que se remonta a la fundación fenicia de la ciudad. Antes de la farola actual, existía una linterna de madera que cumplía las funciones de faro. Sin embargo, la ausencia de un sistema de iluminación solvente en la entrada del puerto había sido un problema recurrente durante muchos años. Aunque ya en el siglo XVIII los ingenieros proyectaron un faro de cantería, no se concretó nada entonces.
22 metros de altura
Fue a principios del siglo XIX, tras la Guerra de Independencia, cuando se ordenó la construcción de la estructura definitiva que se puede ver hoy. Las obras, realizadas bajo la dirección del ingeniero de la Armada Joaquín María Pery, comenzaron en 1816 y se concluyeron un año más tarde, en mayo de 1817 . En aquel momento, la construcción era clave para garantizar la seguridad de los barcos, favoreciendo el auge comercial del puerto. El diseño original consistía en una torre troncocónica de 22 metros de altura . Inicialmente, el sistema de iluminación se basaba en el uso de quinqués que funcionaban con aceite de oliva. “La Farola” se consolidó como una de las más antiguas de España, siendo el sexto faro de la nación en antigüedad, solo superado por la Torre de Hércules y otros faros construidos hasta el siglo XVII.
La construcción malagueña pronto demostró ser una superviviente. Un hecho muy importante que afectó su desarrollo fue el terremoto de 1884, que dejó inoperativos parte de sus mecanismos, lo que impulsó la primera remodelación en 1885. Durante esta reforma, se le dotó de un nuevo aparato luminoso y se añadió un torreón de aproximadamente cuatro metros de altura sobre la torre original. La estructura sufrió más reformas notables entre 1909 y 1913, incluyendo la ampliación de la vivienda del farero. En 1909, se le añadió un piso más a la base, confiriéndole su fachada característica. Esta configuración, que incluye dos viviendas dentro del faro, es inusual. No fue sino hasta 1917 que la linterna se electrificó, aunque los mecanismos de óptica fueron reformados entre 1909 y 1913, estableciendo la actual característica de 31 destellos .

Un periodo oscuro para “La Farola” fue la Guerra Civil , durante la que se apagaron todas sus luces, medida necesaria porque la silueta del faro servía de referencia crucial para la artillería naval y la aviación del ejército sublevado. Para intentar camuflarla y evitar daños, el Comité Central de la Flota Republicana instruyó que se pintara la estructura de color tierra, aplicando manchones oscuros y claros. A pesar del camuflaje, “La Farola” sufrió serios daños durante el conflicto bélico, por lo que tuvo que ser reconstruida en 1939 al finalizar la guerra.
Es sabida que la función esencial de un faro es emitir una señal luminosa que permita a los barcos localizar el puerto por la noche, y cada faro tiene un destello único que es como su “huella dactilar”. Desde 1954, “La Farola” opera con una linterna de tipo aeromarítimo . Además de la luz nocturna, la torre funciona como una señal estable de día para orientar a las naves que se aproximan. Con la mecanización total de los sistemas de iluminación y la aparición de tecnologías modernas como el GPS, la figura del farero residente se volvió obsoleta. El último morador de “La Farola” de la ciudad de Málaga se marchó en 1993.
Hoy en día y debido a las obras de ampliación del recinto portuario, incluyendo la construcción del Muelle Uno, “La Farola”, que alguna vez estuvo en el borde del muelle, ha quedado situada en medio de la moderna instalación portuaria. Esta sobreviviente, que ha inspirado a pintores como Pablo Picasso y poetas como Jorge Guillén y Vicente Aleixandre , permanece como el alma luminosa de la ciudad. Y sigue formando parte de esa enorme lista de construcciones científicas, históricas y simbólicas, ya que evocan a pasajes de fareros en su interior tratando de ayudar a embarcaciones perdidas o desorientadas en medio de una mala mar.

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