El presidente Donald Trump calificó a los inmigrantes somalíes que viven en Estados Unidos como “basura” y quiere que se vayan, afirmando sin pruebas, que “no contribuyen en nada”.
El mandatario expresó tales calificativos el martes después de que una persona familiarizada con la planificación dijo que las autoridades federales preparaban una operación de control migratorio en Minnesota, centrada principalmente en los somalíes que viven ilegalmente en el país. Casi el 58% de los somalíes de Minnesota nacieron en Estados Unidos. Y de los nacidos en el extranjero, el 87% son ciudadanos estadounidenses naturalizados.
Este es un vistazo a Somalia, que también es uno de los países a los que el gobierno de Trump pausó esta semana todas las solicitudes de inmigración. Cuando se le interrogó en un evento público el miércoles sobre las declaraciones de Trump, el primer ministro somalí no hizo ningún comentario.
Los somalíes han huido de la nación del Cuerno de África durante décadas, desde que la caída del dictador Siad Barre generó enfrentamientos entre caudillos, una guerra civil más amplia y el surgimiento del grupo extremista Al Shabab, vinculado a Al Qaeda.
La inseguridad generalizada ha provocado que millones de somalíes huyan dentro del propio país o a países vecinos. Muchos esperaron durante años en remotos campos de refugiados en lugares como Kenia antes de tener la oportunidad de emigrar a Estados Unidos u otros lugares. Muchos otros permanecen en esos campos.
Dentro de Somalia, la amenaza actual proviene principalmente de Al Shabab, que controla algunas áreas rurales y ataca periódicamente la capital, Mogadiscio, con ofensivas devastadoras. En 2017, un atentado con camión, perpetrado en el corazón de Mogadiscio, mató a más de 100 personas. Otro en 2019 mató a decenas más. Los objetivos también han incluido el palacio presidencial y hoteles.
Durante décadas, no hubo embajada de Estados Unidos en Somalia debido a la inseguridad. La sede diplomática regresó en 2019, ubicándose en un complejo altamente fortificado junto al mar alrededor del aeropuerto de Mogadiscio, donde se encuentran otras oficinas diplomáticas o humanitarias.
En los últimos años, el frágil gobierno federal de Somalia emprendió lo que su presidente califica como una “guerra total” contra Al Shabab. Pero el grupo extremista mantiene su resistencia en medio de la compleja dinámica de clanes del país, y algunas armas llegan desde Oriente Medio a través del golfo de Adén.
La inestabilidad general en Somalia ayudó a crear el fenómeno de los piratas somalíes, quienes a principios de este mes secuestraron un buque comercial en el océano Índico por primera vez en un año y medio, lo que generó temores sobre un resurgimiento.
Aunque Mogadiscio ha mostrado algunos signos de resurgimiento, a menudo impulsados por somalíes que regresan con inversión e ideas, gran parte de la población del país, de aproximadamente 19 millones, enfrenta circunstancias extremadamente difíciles. La inseguridad generalizada ha limitado durante mucho tiempo la reconstrucción y la inversión.
Somalia tiene uno de los sistemas de salud más débiles del mundo, según la Organización Mundial de la Salud y otros socios. Y ahora, donantes de larga data como Estados Unidos y Reino Unido se han retirado, especialmente con el desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), por orden de Trump.
The Associated Press visitó recientemente los pocos hospitales públicos que quedan en Mogadiscio, a los que algunos somalíes deben viajar durante días para recibir atención. Muchas áreas rurales tienen poca asistencia. Es posible que las que están bajo el control de Al Shabab no tengan ninguna.
A medida que África se enfrenta a mayores afectaciones por el cambio climático, Somalia es uno de los ejemplos más visibles.
Las sequías matan periódicamente a miles de personas junto con los camellos y otros tipos de ganado que ayudan a mantener vivas a las comunidades y las economías. Las inundaciones arrasan los valles fluviales. Los ciclones del océano Índico rugen en la costa, la más larga de África. De vez en cuando, las langostas devoran la vegetación.
“En Somalia, el cambio climático y el conflicto están cada vez más entrelazados”, afirmó el International Crisis Group, señalando que los combatientes de Al Shabab utilizan el acceso al agua como otro medio para “cobrar impuestos” a los residentes de comunidades vulnerables. En algunos casos, durante la sequía más reciente, que duró varios años, Al Shabab destruyó infraestructura hídrica, enfureciendo a las comunidades.
______
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

Associated Press Spanish
Noticias de América
RT en Español
Raw Story