Para conseguir sus objetivos, los políticos administran zanahorias y garrotes, incentivos positivos y negativos.
En un sistema democrático, los contrapesos sirven para evitar los abusos de los gobernantes de garrotes ilegítimos. Porque una cosa es usar, por ejemplo, el poder de la Fiscalía General de la República (FGR) de procesar jurídicamente y encarcelar a un delincuente y, otra, a un adversario político. Lo primero representa un uso legítimo, lo segundo, un abuso.
En el gobierno federal hay cuatro instituciones que son muy poderosas para aplicar garrotes. Tres ya han sido colonizadas por la Presidenta, en particular por el hombre fuerte del gabinete, es decir, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch .
Comienzo con el Centro Nacional de Inteligencia

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