El presidente de EEUU, Donald Trump, tiene claro quiénes comparten su agenda ultra. Y con ellos quiere estrechar alianzas, ya sea en el continente americano o europeo. Así, en un documento de 33 páginas sobre la estrategia de seguridad nacional , celebra “con gran optimismo” la “creciente influencia de los partidos patrióticos europeos”. Es decir, el empuje de Giorgia Meloni, Viktor Orbán y los líderes ultras que están logrando buenos resultados en otros países del norte y centro de Europa como Suecia, Finlandia, Países Bajos y Alemania.

Según Trump, el “declive económico” de Europa “se ve eclipsado por la perspectiva real y más cruda de la desaparición de la civilización. Entre los problemas más graves a los que se enfrenta Europa se encuentran las actividades de la Unión Europea y otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía, las políticas migratorias que están transformando el continente y creando conflictos, la censura de la libertad de expresión y la represión de la oposición política, el descenso vertiginoso de la natalidad y la pérdida de la identidad nacional y la confianza en sí misma”.

“Si las tendencias actuales continúan”, afirma Trump, “el continente será irreconocible en 20 años o menos. Por lo tanto, no es nada obvio que algunos países europeos vayan a tener economías y ejércitos lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables. Muchas de estas naciones están redoblando actualmente sus esfuerzos en la senda actual. Queremos que Europa siga siendo europea, que recupere su confianza civilizatoria y que abandone su enfoque fallido de asfixia regulatoria”.

En este sentido, sostiene: “La diplomacia estadounidense debe seguir defendiendo la democracia auténtica, la libertad de expresión y la celebración sin complejos del carácter y la historia individuales de las naciones europeas. Estados Unidos anima a sus aliados políticos en Europa a promover este renacimiento del espíritu, y la creciente influencia de los partidos patrióticos europeos es, sin duda, motivo de gran optimismo”.

“Como resultado de la guerra de Rusia en Ucrania”, dice Trump, “las relaciones europeas con Rusia se han deteriorado profundamente, y muchos europeos consideran a Rusia una amenaza existencial. La gestión de las relaciones europeas con Rusia requerirá un importante compromiso diplomático por parte de Estados Unidos, tanto para restablecer las condiciones de estabilidad estratégica en todo el continente euroasiático como para mitigar el riesgo de conflicto entre Rusia y los Estados europeos. Es fundamental para Estados Unidos negociar un rápido cese de las hostilidades en Ucrania, con el fin de estabilizar las economías europeas, evitar una escalada o expansión involuntaria de la guerra y restablecer la estabilidad estratégica con Rusia, así como permitir la reconstrucción de Ucrania tras las hostilidades para que pueda sobrevivir como un Estado viable”.

Trump reconoce que se encuentra en desacuerdo con los dirigentes europeos “que tienen expectativas poco realistas sobre la guerra, atrapados en gobiernos minoritarios inestables, muchos de los cuales pisotean los principios básicos de la democracia para reprimir a la oposición. Una gran mayoría europea quiere la paz, pero ese deseo no se traduce en políticas, en gran medida debido a la subversión de los procesos democráticos por parte de esos gobiernos. Esto es estratégicamente importante para Estados Unidos precisamente porque los Estados europeos no pueden reformarse si están atrapados en una crisis política”.

Así, afirma su apoyo a los “aliados en la preservación de la libertad y la seguridad de Europa, al tiempo que restauramos la confianza en sí misma de la civilización europea y la identidad occidental. Rechazamos las desastrosas ideologías del 'cambio climático' y el 'Net Zero', que tanto han perjudicado a Europa, amenazan a Estados Unidos y subvencionan a nuestros adversarios”.

Vuelta a la doctrina Monroe

“Nuestros objetivos para el hemisferio occidental [es decir, América Latina] pueden resumirse en 'reclutar y expandir”, afirma el documento en una clara estrategia que recuerda a momentos de la historia en la que EEUU ha querido intervenir en las políticas de los países latinoamericanos, hasta el punto de alentar golpes de Estado, dictaduras y guerras civiles.

“Reclutaremos a amigos consolidados en el hemisferio para controlar la migración, detener el flujo de drogas y reforzar la estabilidad y la seguridad en tierra y mar”, prosigue el documento: “Nos expandiremos cultivando y fortaleciendo nuevas alianzas, al tiempo que reforzamos el atractivo de nuestra propia nación como socio económico y de seguridad preferido del hemisferio”.