WASHINGTON — A pesar de todas las promesas del presidente Donald Trump sobre una “edad dorada” económica, una serie de indicadores débiles esta semana mostraron una historia potencialmente preocupante a medida que los efectos de sus políticas comienzan a reflejarse.

Las ganancias de empleo están disminuyendo. La inflación está subiendo. El crecimiento se ha desacelerado en comparación con el año pasado.

Más de seis meses después de haber asumido el cargo, la avalancha de aumentos arancelarios de Trump y su nueva ley de impuestos y gasto han remodelado los sistemas comerciales, manufactureros, energéticos y fiscales de Estados Unidos a su manera. Está ansioso por atribuirse el mérito de cualquier logro y busca a alguien más a quien culpar si la situación financiera empieza a tambalearse.

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