BELÉM, Brasil (AP) — Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles del 50% a las exportaciones brasileñas en julio, el productor de açaí Ailson Ferreira Moreira se preocupó de inmediato.

Después de todo, ¿quién iba a consumir todas esas bayas amazónicas, famosas en todo el mundo por ser un superalimento delicioso, refrescante y nutritivo, si los consumidores estadounidenses de repente ya no podían permitírselo?

Como principal importador de la baya brasileña, es seguro que el precio de los batidos y tazones de açaí subirán en Estados Unidos.

“Todo el açaí que se produce aquí... Si solo la gente de aquí lo consume, va a haber mucho açaí, ¿verdad?”, dijo Moreira a The Associated Press a las afueras de Belém, una ciudad de la Amazonía de 1,4 millones de habitantes que albergará la cumbre climática COP30 de Naciones Unidas en noviembre. “Si hay demasiado açaí aquí, la gente no podrá consumirlo todo y el precio bajará”.

Una caja de bayas de açaí se vende por alrededor de 50 dólares en los mercados locales del país, un precio que ahora se espera que caiga en picado. Estados Unidos es, con diferencia, el mayor importador de açaí de una producción total brasileña estimada actualmente en unas 70.000 toneladas anuales.

Los productores de açaí más vulnerables en el estado norteño de Pará señalan que ya se han visto afectados por los aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos, ya que, apenas unos días después de que se abriera el nuevo escenario económico, ha empezado a acumularse un excedente de bayas sin destino claro.

Exportadores más importantes, como la empresa Açaí Tropicália Mix, con sede en el estado de São Paulo, también están sintiendo el impacto.

Uno de sus propietarios, Rogério de Carvalho, dijo a la AP que el año pasado exportó a Estados Unidos unas 270 toneladas de crema de açaí, una versión industrializada de la baya lista para su consumo. A medida que comenzaron a vislumbrarse los aranceles, los importadores estadounidenses se retiraron y los clientes suspendieron las negociaciones, afirmó. Hasta finales de julio, de Carvalho estima que su empresa vendió 27 toneladas a Estados Unidos.

“Son 1,5 millones de reales brasileños (280.000 dólares) que perdimos”, señaló el empresario. “Confiamos en que habrá un acuerdo entre los dos países para permitir no solo que nuestros clientes regresen, sino también conseguir algunos nuevos”.

Trump ha vinculado el aumento de los aranceles a Brasil al juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, quien ahora está bajo arresto domiciliario por su presunta participación en un supuesto complot golpista para mantenerse en el cargo a pesar de su derrota en las urnas frente al actual presidente, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

Aunque varias exportaciones brasileñas están exentas de los gravámenes, las bayas de açaí no son una de ellas.

El Ministerio de Industria de Brasil no respondió a una solicitud de comentarios acerca de si las bayas están entre los artículos que siguen sobre la mesa de negociación con los representantes comerciales de Estados Unidos.

Casi todo el açaí que se consume en Estados Unidos procede de Brasil, y solo el estado de Pará representa el 90% de la producción total del país. Varias comunidades en la Amazonía dependen de su cosecha.

La recolección del açaí es un trabajo físicamente exigente que requiere que los trabajadores trepen a árboles altos con un equipo de seguridad mínimo, y luego se deslicen por las ramas llenas de bayas para llenar sus cestas y colocarlas cuidadosamente en cajas. Los analistas sostienen que los productores también ayudan a proteger la selva tropical de madereros ilegales, mineros y ganaderos.

Los mercados nocturnos de Belém, como el mercado de açaí Ver-o-Peso, son un hervidero de actividad a donde las bayas recién cosechadas llegan en bote y son preparadas para la venta.

La Asociación Brasileña de Productores y Exportadores de Frutas y Derivados estima que se produjo un incremento explosivo en las exportaciones de açaí del estado de Pará, de menos de una tonelada en 1999 a más de 61.000 en 2023. Se esperaba otro gran aumento para este año, antes de la imposición de los aranceles.

Brasil solicitó el jueves consultas a la Organización Mundial del Comercio sobre los aranceles del gobierno de Trump a la nación sudamericana, que entraron en vigor el miércoles.

Esto podría llegar demasiado tarde para el recolector de açaí Mikael Silva Trindade, quien está de acuerdo en que el futuro del comercio está en peligro ya que unos aranceles más altos de Estados Unidos pueden interrumpir el delicado equilibrio entre oferta y demanda que sostiene a la industria.

“No habrá dónde comercializar (el exceso de açaí)”, contó Trindade a la AP mientras recogía bayas en el estado de Pará. “Cuanto más exportas, más valioso se vuelve. Pero si hay demasiado para vender, se quedará aquí y se abaratará”.

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Mauricio Savarese informó desde Sao Paulo.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.