NAGASAKI, Japón (AP) — La ciudad de Nagasaki, en el sur de Japón, conmemoró el sábado 80 años desde el ataque atómico de Estados Unidos que mató a decenas de miles y dejó a sobrevivientes que esperan que sus desgarradores recuerdos puedan ayudar a que su ciudad natal sea el último lugar en la Tierra en ser golpeado por una bomba nuclear.

Estados Unidos lanzó el ataque contra Nagasaki el 9 de agosto de 1945 —que para finales de ese año había matado a 70.000 personas—, tres días después del bombardeo de Hiroshima, que se cobró la vida de 140.000. Japón se rindió el 15 de agosto de 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial y a casi medio siglo de agresión del país en Asia.

Unas 2.600 personas, incluidos representantes de más de 90 países, asistieron a un acto conmemorativo en el Parque de la Paz de Nagasaki, donde tomaron la palabra el alcalde, Shiro Suzuki, y el primer ministro, Shigeru Ishiba, entre otros. A las 11:02 de la mañana, la hora exacta en que la bomba de plutonio explotó sobre Nagasaki, guardaron un minuto de silencio mientras sonaba una campana.

Tras el discurso de Suzuki, cuyos padres sobrevivieron al ataque, se liberaron docenas de palomas, un símbolo de la paz. Según el regidor, los recuerdos de la ciudad sobre el bombardeo son “un patrimonio común y deben transmitirse de generación en generación” dentro y fuera de Japón.

“La crisis existencial de la humanidad se ha vuelto inminente para todos y cada uno de los que vivimos en la Tierra”, afirmó Suzuki. “Para hacer de Nagasaki el último sitio de un bombardeo atómico ahora y para siempre, uniremos fuerzas con los ciudadanos del mundo y dedicaremos nuestro máximo esfuerzo a la abolición de las armas nucleares y a la consecución de una paz mundial duradera.”

Sobrevivientes y sus familias se reunieron el sábado bajo la lluvia en el Parque de la Paz y en el cercano Parque del Hipocentro, ubicado debajo del lugar exacto donde detonó el artefacto, horas antes de la ceremonia oficial.

“Solo busco un mundo sin guerras”, apuntó Koichi Kawano, un sobreviviente de 85 años que colocó flores en el monumento del Hipocentro, decorado con coloridas grullas de papel y otras ofrendas.

Otros rezaron en iglesias de la ciudad, hogar de católicos conversos que se ocultaron durante siglos de violenta persecución en la era feudal japonesa.

Las dos campanas de la catedral de Urakami, destruida en el bombardeo, volvieron a sonar juntas después de que una de ellas, que había desaparecido tras el ataque, fuese restaurada por voluntarios.

A pesar de su dolor por las heridas, la discriminación y las enfermedades causadas por la radiación, los sobrevivientes se han comprometido públicamente con un objetivo común de abolir las armas nucleares. Pero les preocupa que el mundo se esté moviendo en la dirección opuesta.

Los envejecidos sobrevivientes y sus partidarios en Nagasaki depositan sus esperanzas de lograr la abolición de las armas nucleares en manos de los más jóvenes, diciéndoles que el ataque no es una historia lejana, sino una cuestión que sigue siendo relevante para su futuro.

“Solo hay dos cosas que anhelo: la abolición de las armas nucleares y la prohibición de la guerra”, afirmó la sobreviviente Fumi Takeshita. “Solo veo un mundo donde las armas nucleares nunca se usen y todos puedan vivir en paz.”

Con la esperanza de transmitir las lecciones de la historia, Takeshita visita escuelas para compartir su experiencia con los niños.

“Cuando crezcan y recuerden lo que aprendieron hoy, por favor piensen en lo que cada uno de ustedes puede hacer para evitar la guerra”, dijo Takeshita, de 83 años, a los alumnos durante una visita escolar a principios de semana.

Teruko Yokoyama, de 83 años, que forma parte de una organización de Nagasaki que apoya a los sobrevivientes, dijo que siente la ausencia de aquellos con quienes ha trabajado, lo que alimenta su fuerte deseo de documentar las vidas de los sobrevivientes que quedan.

El número de sobrevivientes se ha reducido a 99.130, alrededor de una cuarta parte de la cifra original, con una media de edad que supera los 86 años. Les preocupa que los recuerdos se desvanezcan, ya que los más jóvenes de los que sobrevivieron eran demasiado pequeños para recordar con claridad el ataque.

“Debemos conservar los registros de los daños del bombardeo atómico a los sobrevivientes y sus historias de vida”, apuntó Yokoyama, cuyas dos hermanas murieron después de sufrir enfermedades relacionadas con la radiación.

Su organización ha comenzado a digitalizar los relatos de los sobrevivientes para verlos en YouTube y otras plataformas de redes sociales con la ayuda de las nuevas generaciones.

“Hay gente más joven que está comenzando a actuar", dijo Yokoyama a The Associated Press el viernes. “Así que creo que aún no hay que deprimirse".

Nagasaki organizó un “Foro de la paz” el viernes donde los sobrevivientes compartieron sus historias con más de 300 jóvenes de todo el país. Seiichiro Mise, un sobreviviente de 90 años, apuntó que está entregando semillas de “flores de paz” a la generación más joven con la esperanza de verlas florecer.

Los sobrevivientes están frustrados por la creciente amenaza nuclear y el apoyo de los líderes internacionales al desarrollo o la posesión de armas nucleares como medida de disuasión. Critican la negativa del gobierno japonés a firmar o incluso participar en el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares porque Tokio, como aliado de Washington, necesita el armamento nuclear de Estados Unidos para la disuasión.

En su discurso, el primer ministro Ishiba reiteró el compromiso del país con un mundo libre de armas nucleares y prometió que promoverá el diálogo y la cooperación entre naciones con armas nucleares y estados no nucleares en la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares prevista para abril y mayo de 2026 en Nueva York. El líder no mencionó, sin embargo, el tratado de prohibición de armas nucleares.

Nagasaki invitó a representantes de todos los países a asistir al acto del sábado. China notificó a las autoridades que no acudiría sin ofrecer ningún motivo.

La ceremonia del año pasado generó polémica por la ausencia del embajador de Estados Unidos y otros enviados occidentales en respuesta a la negativa de Nagasaki a invitar a Israel.

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Yamaguchi informó desde Tokio.

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The Associated Press recibe apoyo para la cobertura de seguridad nuclear de la Carnegie Corporation de Nueva York y la Outrider Foundation. AP es el único responsable de todo el contenido.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.