El PRO enfrenta una crisis interna significativa, marcada por la reciente derrota electoral y la incertidumbre sobre su futuro. En octubre de 2005, José María Díaz Bancalari, líder del bloque peronista en Diputados, reflexionó sobre la complejidad de criticar políticas que habían sido construidas en conjunto con el presidente Néstor Kirchner. En ese contexto, la ex presidenta Cristina Kirchner logró una victoria contundente en la provincia de Buenos Aires, lo que llevó a Eduardo Duhalde a retirarse de la política activa tras la derrota.
Mauricio Macri, ex presidente y figura clave del PRO, ha intentado evitar un destino similar al de Duhalde. Sin embargo, su partido se encuentra al borde de la extinción, con una cúpula fracturada y líderes dispersos en diferentes proyectos. En un intento por mantener la relevancia, Macri ha sellado un acuerdo electoral con Karina Milei, buscando evitar una mayor debacle ante el avance de La Libertad Avanza.
A pesar de sus esfuerzos, Macri no ha logrado desvincular al electorado de la derecha y la centroderecha de su apoyo a las políticas del gobierno. La ex gobernadora María Eugenia Vidal expresó su desconcierto ante el acuerdo con el gobierno, sugiriendo que podría haber alternativas de centro si las alianzas se hubieran manejado de otra manera. La falta de unidad en el PRO se ha vuelto evidente desde la derrota de 2019, y los intentos de Macri por reestructurar el partido han sido infructuosos.
La situación se complicó aún más cuando Macri y su primo Jorge Macri tuvieron una discusión acalorada sobre la dirección del partido. La intervención de Daniel Angelici, como mediador, refleja la tensión interna y la necesidad de cohesión en un momento crítico. La falta de éxito en las elecciones recientes ha llevado a un clima de desconfianza y descontento entre los líderes del PRO.
Las encuestas indican que Macri tiene un diferencial negativo del 33%, lo que plantea serias dudas sobre su viabilidad como candidato en futuras elecciones. Patricia Bullrich, quien también se perfila como candidata, ha medido su propia popularidad y ha encontrado que Macri solo cuenta con un 7% de intención de voto en su antiguo bastión.
El PRO, que alguna vez fue un partido dominante, ahora se enfrenta a la posibilidad de ser absorbido por La Libertad Avanza, lo que podría cambiar radicalmente el panorama político en Argentina. La falta de una coalición formal con los Milei complica aún más la situación, dejando al PRO en una encrucijada que podría definir su futuro en la política argentina.