La madrugada del 12 de agosto de 1963 quedó grabada en la memoria argentina. Ese día, el sable corvo del General José de San Martín, símbolo máximo de las gestas libertadoras en Sudamérica, fue robado del Museo Histórico Nacional en el barrio porteño de San Telmo. El golpe, cuidadosamente planificado, conmocionó a la opinión pública y desató un operativo nacional para recuperar la pieza más emblemática del patrimonio histórico argentino.
El sable corvo acompañó a San Martín en todas sus campañas militares, desde el cruce de los Andes hasta la liberación de Chile y Perú. Forjado en Inglaterra a fines del siglo XVIII, el arma se convirtió en una extensión de su figura como estratega y líder independentista.
En su testamento, San Martín dejó el sable como obsequio a Juan Manuel de Rosas “en