Ahí les va una retadora, compañeros: ¿Cómo fregados podemos tener mejores políticos? Desde los filósofos de la antigüedad hemos escuchado numerosas respuestas a esta espinosa pregunta, algunas buenas y otras regulares. Pero hoy les quiero compartir una solución simple y elegante: si queremos tener servidores públicos decentes, debemos descalificar automáticamente a todo aquel que tenga el más mínimo deseo de ser político o que busque obsesivamente un cargo de elección popular. ¡Tan tan!
Esta brillante idea no es mía, sino del escritor británico Douglas Adams, autor de la genial serie The Hitchhiker ‘s Guide to the Galaxy. Para Adams, el asunto era muy simple: las personas que más desean gobernar son, por definición, las menos aptas para hacerlo. Quien codicia el poder, no debería jamás ac