No se trata solo de quitar contrapesos al Poder Ejecutivo. La idea es otra y se ejecuta sin descanso. Quien controle a Morena tiene el poder. Los cambios constitucionales no se diseñaron para regresar a los tiempos idos y superados del presidencialismo. La perversidad es mayor.
A partir de las decisiones que tomó Calles, inferimos lo que pensó al saber del homicidio del presidente electo Álvaro Obregón. Los pasos que dio son muy conocidos: impuso a Emilio Portes Gil para un interinato; diseñó un partido aglutinador y desde allí colocó en la presidencia a Pascual Ortiz Rubio, mezcla de civil y militar.
A Ortiz lo trajo de una lejana embajada y, por ende, carecía de fuerza castrense bajo su mando. Cuando no aceptó subordinarse al “Jefe Máximo”, fue orillado a la renuncia. El poder de Calle