El presidente Donald Trump ha revelado los homenajeados para la gala anual del Kennedy Center, generando controversia. Entre los galardonados se encuentran el actor Sylvester Stallone, la leyenda de Broadway Michael Crawford, la cantante Gloria Gaynor, el cantante country George Strait y la banda KISS. Esta selección refleja un enfoque más populista que elitista, lo que ha llevado a críticas sobre la intención política detrás de estas elecciones.

Trump, conocido por su aprecio por la cultura pop, ha utilizado este evento para reforzar su imagen como un outsider que desafía al establishment. Los críticos argumentan que su elección de homenajeados es parte de una "guerra cultural" contra los valores progresistas en las artes y la educación. El presidente ha admitido que participó activamente en el proceso de selección, afirmando: "Diría que participé en un 98 %" y que rechazó a muchos candidatos que consideró demasiado progresistas.

La elección de estos homenajeados ha sido vista como una estrategia para consolidar su base de apoyo, que se siente alienada por las élites culturales. Trump ha declarado que su administración está tomando medidas para "recuperar" las instituciones que considera dominadas por ideologías liberales. Esto incluye la revisión de exhibiciones en museos y la influencia sobre los planes de estudio en universidades.

La gala del Kennedy Center, que Trump planea presentar, se ha convertido en un símbolo de su intento de politizar la cultura. A pesar de que los presidentes tradicionalmente no eligen a los homenajeados, Trump ha tomado un enfoque diferente, utilizando su poder para dar forma a la narrativa cultural de su administración. Esto ha llevado a preocupaciones sobre el control que busca ejercer sobre lo que los estadounidenses ven y aprenden.

La elección de figuras como Stallone y Gaynor, quienes han desafiado la corrección política, sugiere que Trump se ve reflejado en ellos. En sus propias palabras, Stallone es "un poco rudo, un poco diferente", características que Trump también se atribuye. La gala del Kennedy Center, por lo tanto, no solo es un evento de reconocimiento, sino también un reflejo de la política cultural en la que Trump está inmerso.