La inflación en julio alcanzó el 1,9%, un incremento que, aunque significativo, se considera mejor de lo esperado. A pesar de la subida del tipo de cambio del 14% durante el mes, el impacto en los precios fue casi nulo. La inflación núcleo, que excluye precios regulados y estacionales, se situó en 1,5%. Sin embargo, este aumento representa el segundo incremento mensual consecutivo, tras un mínimo de 1,5% en mayo y un leve aumento de 0,1 puntos en junio.

El equipo económico enfrenta el reto de mantener el proceso de desinflación que se había acelerado desde mediados del año pasado. Se anticipa que agosto también muestre un aumento en la inflación, lo que podría marcar el tercer mes consecutivo de incrementos. Este aumento se atribuye a la subida de combustibles y a los ajustes en artículos de consumo masivo. Las consultoras estiman que el índice podría tener un piso del 2% para este mes, lo que podría complicar las expectativas de desinflación de empresas e inversores.

El reciente aumento del dólar, que alcanzó los $1.380 a finales de julio, ha tenido un impacto limitado en los precios hasta ahora. Sin embargo, el Gobierno ha implementado una política agresiva de reducción de liquidez y aumento de tasas, logrando que el tipo de cambio cierre en $1.325, marcando la novena caída consecutiva del dólar oficial. Esta estrategia busca mitigar el impacto de las fluctuaciones del tipo de cambio en los precios.

Ayer, el Tesoro pagó tasas cercanas al 70% anual para refinanciar vencimientos de Lecap de corto plazo y anunció una nueva licitación para retirar pesos excedentes. Estas tasas son extraordinarias, considerando que se estima que la inflación para el próximo año oscilará entre el 20% y el 25%. El ministro de Economía, Luis Caputo, explicó que la situación actual se debe al "riesgo kuka", refiriéndose al temor de los inversores ante un posible regreso de los kirchneristas al poder. El objetivo es reducir la presión sobre el dólar mediante tasas atractivas que incentiven a los inversores.

Sin embargo, las altas tasas de interés pueden tener efectos negativos en la actividad económica, afectando el crédito y aumentando la morosidad. Esto también incrementa los costos para las empresas que buscan financiamiento, lo que podría repercutir en un aumento de precios para cubrir el peso de una deuda creciente. Para el Gobierno, esta dinámica es insostenible, ya que la deuda en pesos podría aumentar significativamente si los rendimientos reales continúan superando la inflación en más de 40 puntos porcentuales.