
En buena parte de España , lejos de la costa, los días calurosos encuentran alivio en ríos, embalses y lagunas donde el agua dulce es la protagonista. Estos espacios, repartidos por distintas provincias, ofrecen alternativas naturales para bañarse sin necesidad de desplazarse a localidades con mar.
En algunos casos se trata de zonas habilitadas para el baño con accesos cómodos y servicios básicos. En otros, son enclaves más rústicos que conservan el atractivo de lo auténtico. Esa variedad hace que siempre haya un rincón cercano donde sumergirse y dejar que el calor pase a un segundo plano , algo que en verano se agradece especialmente.
Uno de esos destinos se encuentra en plena provincia de Albacete , donde el río Júcar dibuja una hoz que sirve de marco a un conjunto urbano singular. Alcalá del Júcar reúne historia y naturaleza en un espacio compacto que invita a recorrerlo a pie.
Alcalá del Júcar combina su patrimonio medieval con un rincón fluvial que invita a refrescarse
La villa conserva un trazado medieval con casas escalonadas sobre la roca, pasadizos excavados y un castillo de origen árabe que domina el paisaje. Entre estos elementos patrimoniales, el cauce del río aporta un respiro a las altas temperaturas, ya que a su paso por el casco urbano forma una pequeña playa fluvial conocida como La Playeta .
Este punto de baño, muy frecuentado en verano, combina aguas claras y frescas con una ubicación privilegiada junto al puente medieval que da acceso al centro histórico. La orilla, acondicionada como área recreativa, permite descansar bajo la sombra de la vegetación ribereña o practicar actividades como piragüismo y paddle surf . La zona mantiene una profundidad moderada que la hace accesible a todo tipo de bañistas.
A escasos metros, las calles empedradas conducen a edificios como la iglesia de San Andrés , cuyo origen se remonta al siglo XV, y a las célebres cuevas que horadan la montaña . Estas galerías, antaño empleadas para usos domésticos o de almacenamiento, hoy están abiertas a las visitas y ofrecen una vista singular del valle del Júcar . La combinación de estos elementos convierte la experiencia de baño en algo más que un simple chapuzón.
El entorno de La Playeta se presta también a disfrutar de la gastronomía local . En el núcleo urbano y sus inmediaciones hay bares y restaurantes donde se sirven platos como el atascaburras , el gazpacho manchego o carnes a la brasa , lo que completa la jornada con un toque culinario.
Muchos visitantes optan por alojarse en casas rurales para alargar la estancia y r ecorrer con calma el territorio de La Manchuela , conocido por sus paisajes de vides y olivares.
El reconocimiento como uno de los pueblos más bellos impulsa la conservación de sus atractivos y de su relación con el río
Quienes planeen la visita desde la ciudad de Albacete tienen un acceso directo por carretera que no supera la hora de trayecto . El itinerario combina tramos de vía rápida con carreteras comarcales que atraviesan un paisaje cambiante, donde las llanuras iniciales dan paso a un relieve más abrupto conforme se acerca la hoz del río. Esta aproximación permite apreciar cómo el asentamiento se adapta a la roc a, con sus casas blancas distribuidas en terrazas naturales.
Además del interés turístico, Alcalá del Júcar forma parte de la red de Los Pueblos Más Bonitos de España , una distinción que reconoce su valor patrimonial y paisajístico. Ese reconocimiento ha contribuido a mejorar su oferta turística y a mantener en buen estado tanto las infraestructuras como los espacios naturales vinculados al río.
En un verano donde el interior busca sus propias formas de disfrutar del agua, lugares como La Playeta demuestran que no es necesario mirar al mar para encontrar un rincón refrescante con historia y encanto , y que las corrientes dulces del Júcar pueden ser igual de tentadoras que cualquier ola salada.