La madrugada en que Johan Eduardo Rojas salió de su casa, nadie imaginó que sería la última vez que su familia lo vería. Planeaba descansar para cumplir con su jornada laboral, pero entre el 16 y 17 de agosto, en la carrera tercera con calle 72, norte de Neiva, su destino quedó marcado por un confuso accidente que hasta hoy no tiene explicación.

El golpe fue tan fuerte que los vecinos aseguran haber escuchado un estruendo, aunque ninguno vio lo ocurrido. Lo cierto es que Johan nunca volvió. Su padre, Henry Rojas , recuerda con rabia y dolor que no fue la clínica ni las autoridades quienes avisaron de la tragedia: la llamada llegó el lunes 18 desde la funeraria.

Silencio oficial

La versión de Tránsito habla de un transeúnte que habría provocado la caída. Pero la familia rechaza esa h

See Full Page