Las gasolineras se han quedado sin combustible en algunas regiones de Rusia después de que aviones no tripulados ucranianos atacaron refinerías y otra infraestructura petrolera en las últimas semanas, lo que ha provocado largas filas de conductores en los surtidores y llevó a las autoridades a racionar o suspender la venta de combustible.

Los precios al por mayor en la Bolsa Mercantil Internacional de San Petersburgo para la gasolina A-95 —la de mayor octanaje— alcanzaron máximos históricos la semana pasada, con un alza de aproximadamente un 50% desde enero, debido al aumento de la demanda por parte de los agricultores que buscan recoger las cosechas y de los ciudadanos que se lanzan a las carreteras para las últimas vacaciones importantes del verano.

La prensa rusa reportó que la escasez de combustible afecta a los consumidores de varias regiones en el Extremo Oriental del país y en la península de Crimea, que fue anexionada ilegalmente de Ucrania por Moscú en 2014.

En la región de Primorye, en la frontera con Corea del Norte, los medios informaron de largas filas y precios que rondaban los 78 rublos por litro (unos 3,58 dólares por galón) en las estaciones de servicio de la zona, donde el salario mensual medio es de aproximadamente 1.200 dólares. Reporteros del diario Primpress encontraron a conductores tratando de vender gasolina en internet por hasta 220 rublos el litro (alrededor de 10,12 dólares por galón).

En el distrito de Kurilsky de las Islas Kuriles, al norte de Japón, la escasez de gasolina de menor octanaje A-92 obligó a las autoridades a suspender por completo su venta el lunes. En Crimea, una popular zona turística, algunas empresas vendáin combustible solo a quienes tenían cupones o tarjetas especiales.

Rusia no es ajena al incremento del precio de la gasolina al final del verano. Pero la escasez de este año se ha agravado por los ataques ucranianos a refinerías dentro de la guerra que libran las dos naciones desde hace tres años y medio. Las operaciones más grandes y concentradas causan más daños y obstaculizan la producción, todo coincidiendo con un pico en la demanda.

Ucrania ha atacado infraestructura energética antes, pero sus últimos operativos han sido más exitosos, con más drones apuntando a un grupo más concentrado de instalaciones.

“Los ucranianos están atacando un anillo de refinerías, comenzando en Ryazan, que está al sur de Moscú, hasta Volgogrado. Esa región es por donde la gente pasa en su camino hacia (los balnearios en) el Mar Negro. Esa es la región donde se están llevando recogiendo la mayoría de las cosechas. Y también es una región bastante densamente poblada”, señaló Sergey Vakulenko, investigador principal del Centro Carnegie Rusia Eurasia, a The Associated Press.

Entre el 2 y el 24 de agosto, Ucrania atacó la infraestructura petrolera rival al menos 12 veces, según la prensa. De esos operativos, al menos 10 tuvieron como objetivo instalaciones ubicadas en el arco Ryazan-Volgogrado, en el suroeste de Rusia.

Estas operaciones han causado daños en muchas refinerías de petróleo, pero no las han destruido por completo, dijo Vakulenko, que agregó que la mayoría son extremadamente resistentes a los incendios.

Pero pueden ralentizar la actividad de las refinerías, como demuestra una caída en la entrada de crudo para su transformación en diésel, gasolina u otros productos de alrededor de 200.000 a 250.000 barriles por día, indicó Gary Peach, analista de mercados petroleros en Energy Intelligence.

“Eso es suficiente para que su industria de la gasolina sienta cierto impacto, especialmente durante los meses de más consumo en verano”, dijo a AP. La producción de gasolina cayó un 8,6% en los primeros 19 días de agosto con respecto al año anterior, y la de diésel bajó en un 10,3%.

Otros problemas relacionados con la guerra han causado aún más dificultades a los consumidores. Los ataques de los drones ucranianos han interrumpido repetidamente las redes de transporte, especialmente el tráfico aéreo, lo que ha hecho que aumenten los desplazamientos en auto y, con ello, la demanda de gasolina, dijo Vakulenko.

La inflación también ha reducido la rentabilidad de los proveedores que suelen comprar gasolina a principios de año para venderla en verano, cuando los precios son más altos, y muchos empresarios simplemente decidieron no molestarse este año, añadió.

Por separado, ninguno de estos problemas causó cortes duraderos o generalizados en Rusia. Pero en conjunto, han transformado la esperada fluctuación de precios anual en un problema para el gobierno.

Para tratar de paliar la escasez, Rusia suspendió las exportaciones de gasolina el 28 de julio, y el Ministerio de Energía espera mantener las restricciones hasta septiembre. Los directivos de las compañías petroleras han sido convocados a reuniones gubernamentales en dos ocasiones este mes para tratar la escasez, de acuerdo con la prensa del país.

Aunque las autoridades parecen estar preocupadas, la escasez de gasolina “no es crítica para el sistema”, indicó Peach.

Hasta ahora, se limita a ciertas zonas —el extremo oriental y Crimea— que cuentan con menos refinerías para abastecerse y tienen una elevada demanda debido al transporte.

Moscú se ha librado del último aumento de precios porque está bien abastecida por grandes refinerías en Yaroslavl y Nizhny Novgorod, dos ciudades a unas pocas horas en coche. La capital también tiene una refinería en la propia ciudad.

Pese a los problemas, Rusia no corre un riesgo inmediato de paralización, ni siquiera en las regiones más vulnerables, señalan los expertos. Aunque los conductores puedan sufrir ciertas consecuencias en la bomba de gasolina, la mayoría de los autobuses y camiones funcionan con diésel, del cual Rusia tiene excedente. El ejército, que usa principalmente diésel, también está a salvo de cualquier crisis.

Vakulenko escribió en un comentario reciente que la producción anual de diésel es “más del doble de lo que se necesita”.

Eso no significa que la situación no pueda deteriorarse aún más. Las refinerías que producen gasolina para el mercado interno ruso también producen diésel y otros productos para exportar, una fuente vital de ingresos en medio de las fuertes sanciones occidentales.

Los observadores del sector afirman que los aviones no tripulados de Kiev apuntan a equipos clave de las refinerías, como la columna de destilación, que separa el crudo entrante en productos como la gasolina, el diésel, el combustible para barcos y el asfalto. Si se daña, debe ser reparada o reemplazada para mantener la infraestructura en marcha. Las reparaciones podrían complicarse si se necesitan piezas procedentes del extranjero.

Se espera que la crisis de la gasolina se alivie a finales de septiembre a medida que la demanda disminuya y muchas refinerías completen el mantenimiento anual de verano.

Aun así, la crisis destaca una vulnerabilidad en el frente interno ruso que podría ser explotada aún más a medida que evoluciona la guerra de los drones.

___

Los periodistas de The Associated Press David McHugh en Fráncfort, Alemania, y Joanna Kozlowska en Londres contribuyeron a este despacho.

___

Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.