El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insinuó este lunes que a algunos estadounidenses podría gustarles la idea de tener un dictador. Esto ocurrió durante un evento en el Despacho Oval, donde firmó órdenes que refuerzan la represión federal en Washington y establecen sanciones más severas para quienes quemen la bandera del país.
Trump expresó su frustración por la falta de reconocimiento a sus esfuerzos en la lucha contra la delincuencia y la inmigración, que ahora cuentan con el respaldo de la Guardia Nacional. "Dicen: ‘No lo necesitamos a él. Libertad, libertad. Es un dictador. Es un dictador’. (Pero) mucha gente dice: ‘Quizás nos guste un dictador'", comentó ante la prensa. Sin embargo, se apresuró a aclarar: "No me gustan los dictadores. No soy un dictador. Soy un hombre con gran sentido común y una persona inteligente".
El presidente, que busca la reelección, había anticipado que sería un "dictador desde el día uno" si ganaba un segundo mandato. Este mes, Trump desplegó la Guardia Nacional y asumió el control federal de la policía en Washington, argumentando que era necesario para abordar un problema de delincuencia que considera fuera de control. También mencionó la posibilidad de implementar medidas similares en Chicago y Baltimore, ciudades que son bastiones demócratas.
En junio, Trump envió la Guardia Nacional a Los Ángeles, a pesar de la oposición del alcalde y del gobernador de California. Este lunes, criticó al gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, un fuerte opositor, quien ha rechazado el envío de tropas a Chicago.
Además, Trump firmó una orden que endurece las penas para quienes quemen la bandera estadounidense, a pesar de un fallo de 1989 de la Corte Suprema que protege este acto bajo la libertad de expresión. "Si quemas una bandera, te dan un año de cárcel; nada de salidas anticipadas, nada de nada", aseguró.
El presidente también instruyó al secretario de Defensa, Pete Hegseth, a crear una unidad dentro de la Guardia Nacional para el orden público en Washington y a eliminar las fianzas sin pago en efectivo. Los demócratas han criticado a Trump por considerar que sus acciones sobrepasan los límites constitucionales, al tomar medidas drásticas contra las oficinas federales y desmantelar políticas progresistas.