La Casa Blanca apoya un plan para colocar a Tony Blair como líder de un gobierno provisional de la Franja de Gaza, en el que de entrada no participaría directamente la Autoridad Palestina (AP), según informaciones de medios israelíes.

La propuesta sitúa a Blair al frente de un cuerpo denominado Autoridad Internacional Transitoria de Gaza (GITA, por sus siglas en inglés) que se arrogaría la “suprema autoridad política y legal” durante un plazo de hasta cinco años.

El plan sigue el patrón de las administraciones que precedieron a la creación de los estados de Timor Oriental y Kosovo, según informaciones de Haaretz y The Times of Israel. La sede de la GITA estaría, al comienzo, en la ciudad de El Arish, una capital provincial de Egipto cercana a la frontera sur de Gaza, y con el tiempo se trasladaría al territorio con el amparo de una fuerza multinacional patrocinada por la ONU, compuesta principalmente de tropas de países árabes. El objetivo sería “la unificación futura de todo el territorio palestino bajo la AP”.

La propuesta no prescribe la salida forzada de los palestinos de la Franja, como se temía según la idea previa estadounidense de desarrollar inmobiliariamente el territorio como una “ Riviera ”.

De aprobarse el documento, Blair encabezaría una secretaría de hasta 25 personas y presidiría una junta de siete integrantes que supervisaría un cuerpo ejecutivo encargado de gestionar el territorio.

Polémico Blair

La implicación de Blair levantaría una fuerte polémica, fuese cual fuese su rol. Tras abandonar el cargo de primer ministro británico en 2007, asumió el de enviado a Oriente Próximo hasta 2015 y goza de buena consideración entre muchos líderes de los países del golfo Pérsico. Pero muchos palestinos le tienen inquina porque entienden que puso trabas a la consecución del Estado propio. En la región también se le recuerda amargamente por su apoyo a invasión de Irak en 2003.

Algunos diplomáticos occidentales recalcan que no está nada claro que Blair fuese a dirigir esa administración provisional palestina, y que el mandato de esta solo sería de dos años. Añaden que el plan de Trump está vinculado al alto el fuego y un acuerdo sobre los rehenes.

Las noticias sobre el plan surgieron apenas unos días después de que la Asamblea General de la ONU avalase otro planteamiento para que una administración al cargo de tecnócratas tomase las riendas de Gaza. Esta alternativa, denominada declaración de Nueva York, propone que un gobierno provisional asumiese el poder durante un solo año, con el compromiso claro de que posteriormente traspasaría el poder a una AP reformada, con una constitución revisada y tras la elección de un nuevo presidente y parlamento.

El plan patrocinado por la Casa Blanca no indica un calendario claro para el traspaso del poder a la AP, lo que varios líderes palestinos y árabes ven como una cortapisa. Pero la falta de concreción y la presencia de Blair se presentan como una garantía para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

La Casa Blanca presenta el nuevo plan como un término medio entre la propuesta original de Trump, que apostaba por una “toma de control” conjunta de Gaza por parte de EEUU e Israel, y la declaración de Nueva York, apoyada por más de 140 Estados. La idea inicial de Trump de que EEUU e Israel “limpiasen” Gaza de palestinos supondría la limpieza étnica de unos dos millones de personas. El nuevo plan no incentivaría la salida de palestinos del territorio, según las informaciones.

El propio Trump esbozó una versión del plan en una reunión en Nueva York el miércoles con el emir de Catar, Tamim bin Hamad al-Thani; el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Faisal bin Farhan Al Saud; el rey Abdalá II de Jordania; el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto; y el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan. Trump aseguró que la reunión había ido bien. “Estamos cerca de llegar a algún tipo de acuerdo”, añadió.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha tratado de conciliar ambas propuestas.

Los Estados árabes han señalado que solo participarán en una fuerza de mantenimiento de la paz amparada por la ONU si hay un calendario político claro para la constitución del Estado palestino, y es posible que alguno oponga que el plan de Blair no señale un camino irreversible hacia ello, sino que represente una situación de ocupación menos gravosa que la israelí.

Gobierno de tecnócratas

La GITA tendría una junta formada por entre siete y 10 miembros, entre los que habría “al menos un representante palestino cualificado (del sector empresarial o de la seguridad, potencialmente) un alto cargo de la ONU, personalidades internacionales de renombre con experiencia en la dirección empresarial o financiera y ”una poderosa representación de miembros musulmanes“.

Una secretaría ejecutiva tendría a su cargo cinco comisionados que supervisarían las áreas clave del gobierno de la Franja: asuntos humanitarios, reconstrucción, legislación y asuntos legales, seguridad y coordinación con la AP.

Un punto destacado del plan es que el comisionado de asuntos humanitarios sería el responsable de la coordinación con las agencias del ramo, incluida la polémica Fundación Humanitaria de Gaza , que la mayoría de Estados árabes y agencias humanitarias consideran que se debe disolver.

El presidente de Palestina, Mahmud Abbas, durante su discurso del jueves por videoconferencia ante la Asamblea General de la ONU.

El comisionado de coordinación con la Autoridad Palestina tendría la función de “garantizar que las decisiones de la GITA y las de la AP estuviesen, en la medida de lo posible, alineadas y fuesen compatibles con la futura unificación de todo el territorio palestino bajo la AP”.

El comisionado también se encargaría de “seguir los esfuerzos para reformar la AP en coordinación con los donantes internacionales, las instituciones financieras y los socios árabes comprometidos con el desarrollo institucional palestino”.

Una Autoridad Ejecutiva Palestina independiente asumiría el trato directo con los palestinos y la prestación de servicios “a través de una administración profesional y sin afiliación política”.

Esta autoridad ejecutiva la encabezaría un consejero delegado nombrado formalmente por la junta de la GITA y sería responsable de supervisar una serie de ministerios “tecnocráticos”, entre los que estarían los de Sanidad, Educación, Financias, Infraestructuras, Asuntos Judiciales y Servicios Sociales.

La autoridad ejecutiva recibiría informes de los municipios gazatíes, responsables a su vez de proveer servicios a escala local. Una fuerza policial civil integrada por agentes “reclutados entre los nacionales, aprobados por profesionales y sin afiliación política” se encargaría de mantener el orden público y proteger a los civiles. Y una junta judicial presidida por un jurista árabe supervisaría los tribunales y la fiscalía de Gaza.

Para disipar los temores de que el plan llevase a la expulsión de decenas de miles de palestinos de Gaza durante la reconstrucción, se crearía una “unidad de preservación de derechos patrimoniales” que garantizase que las salidas voluntarias no comprometiesen el derecho a regresar a territorio o mantener el control de las propiedades.

El presidente de la AP, Mahmud Abbas, declaró en un discurso el jueves ante la Asamblea General de la ONU que Hamás no tendría rol alguno en el gobierno de posguerra en Gaza, algo que para EEUU e Israel es una condición clave. Pero Abbas y la AP solo gestionan Cisjordania, y no tienen un rol directo en las negociaciones sobre el alto el fuego o la planificación de la Gaza de posguerra.

Abbas dijo que Gaza es “una parte integral del Estado de Palestina” y que la AP está preparada para “asumir la responsabilidad total de la gobernanza y la seguridad allí”. El discurso se escuchó por videoconferencia, pues EEUU le retiró el visado para asistir a la 80ª sesión de la Asamblea General.

Trump rechazó con claridad en la Casa Blanca el jueves por la tarde la posibilidad de que Israel se anexione parte de Cisjordania: “Nanay. No lo permitiré. No va a pasar”.