Ante una Asamblea General de la ONU semivacía por un boicot diplomático, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha lanzado un duro discurso en el que rechaza de plano la creación de un Estado palestino y critica con severidad a los líderes occidentales que la impulsan. Netanyahu ha posicionado a su país como la primera línea de defensa del mundo occidental frente al «eje del terror» liderado por Irán. «Israel no permitirá que Occidente sabotee a nuestro Estado», dijo.

El primer ministro calificó el reconocimiento de Palestina —apoyado ya por 157 de los 193 países de la ONU— como una «recompensa a los fanáticos» que perpetraron los ataques del 7 de octubre. «¿Asesinar judíos tiene recompensa?», se preguntó retóricamente. También descartó a la Autoridad Palestina como una alterna

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