Nunca un presidente del Gobierno ha tenido un poder tan enorme. No es una exageración, sino una inquietante realidad. Es cierto que González, Aznar y Rajoy tuvieron mayorías absolutas, pero un inmenso poder no tiene por qué ser una consecuencia de ellas. Con los anteriores presidentes se mantuvieron unas convenciones democráticas al margen de ideologías. La soberbia con que se comporta el actual inquilino de La Moncloa no tiene parangón, así como su afición a utilizar los bienes del Estado como si fueran una propiedad personal. No se producía un asalto tan grosero a la Administración y el sector público empresarial. Ese poder se concreta en aspectos como su arrogancia al no presentar el proyecto de Presupuestos y decir que seguirá si se lo tumban. Ningún presidente compró la silla y menos
El inmenso poder de Sánchez

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