El Gobierno ha amenazado con que la huelga nacional convocada para este viernes por Gaza puede ser ilegal y la primera ministra Meloni ha acusado a los organizadores de no querer trabajar

Israel da por finalizado el intento de la flotilla de llegar a Gaza tras interceptar todos los barcos salvo uno

Lo advirtieron desde hace días y lo materializaron justo después de que Israel comenzara a abordar el miércoles por la noche los barcos de la Global Sumud flotilla. La noticia ha volcado a miles de personas en las calles de Italia y las protestas van en aumento en un ambiente de creciente desobediencia civil. A su vez, los sindicatos CGIL —el principal del país— y USB han convocado una huelga para el viernes que les enfrenta al Gobierno de Giorgia Meloni en una escalada que ha obligado al Ejecutivo a reaccionar.

Bajo el lema 'Bloqueemos todo', las primeras protestas tras el abordaje israelí fueron espontáneas. Más de un centenar de concentraciones han recorrido ciudades de norte a sur del país, desde Roma, Nápoles, Milán, Bolonia, Turín y Génova. Todo ello muestra cómo el malestar por las masacres en la Franja indigna cada vez a más a la opinión pública y agrieta la brecha con la coalición de Meloni, una de las líderes europeas que estos dos años fue de las más tibias en sus críticas y condenas a Israel.

“La respuesta en la calle está siendo muy amplia en comparación a los últimos años. La flotilla ha logrado hacer despertar la conciencia de mucha gente”, destacaba a este medio Lucca Ricci, guía turístico de Roma, implicado en los movimientos por Palestina de la ciudad y quién también salió a protestar en las últimas horas.

Meloni ha tejido lazos privilegiados con Trump, y debe seguir su orientación para mantenerlos, pero la sociedad italiana es cada vez más sensible a Gaza”

Italia es de los países donde la reacción popular al abordaje de la flotilla ha tenido mayor dimensión. En la caravana marítima había más de 40 italianos. El desenlace de este convoy ha acabado encendiendo las calles. Ante ello, Meloni y otros cargos de su Gobierno lanzan advertencias para evitar que se detenga el país. “Pararlo todo no sirve a nadie”, alertaba el titular de Defensa, Guido Crosetto. El ministro de Transportes, el ultra Matteo Salvini, fue más allá y cuestionó la legalidad de la huelga por no convocarse con suficiente preaviso. Ante ello, aseguró que valora aplicar la precettazione, medida que incluye la potestad de limitar o suspender el paro laboral. “Haré todo lo posible para garantizar que mañana Italia no caiga en el caos”, advertía este jueves el líder de la ultraderechista Liga en su cuenta de X.

“Me esperaba que, ante una cuestión tan importante como Gaza, los sindicatos no convocaran la huelga un viernes. Alargar el fin de semana y la revolución no es algo que case bien”, ha afirmado la primera ministra, insinuando que los huelguistas no quieren trabajar.

Sin embargo, las advertencias del Ejecutivo no han logrado frenar las movilizaciones y sindicatos, movimientos sociales, grupos estudiantiles y entidades vinculadas a la causa palestina calientan motores para la huelga. Entre muchas otras marchas, al menos 10.000 personas salieron el miércoles por la noche por las calles del centro de la capital italiana, donde se convocó el viernes otra movilización ante el Coliseo. Roma también será punto neurálgico de otra marcha nacional convocada el sábado, donde se prevé que lleguen colectivos de toda Italia para exigir la ruptura de relaciones con Israel.

Más allá de Roma, las marchas se suceden en lugares muy variados. En Génova, los estibadores —que en estos tiempos intentaron impedir el paso por Italia de armas a Israel— bloquearon accesos al puerto. En Turín, manifestantes cortaron carreteras y accedieron al recinto del aeropuerto, y desde el miércoles por la noche se intentó irrumpir en estaciones de trenes de varias ciudades. El mismo día los movilizados cortaron temporalmente una vía en la estación central de Nápoles y este jueves grupos estudiantiles fueron bloqueados por la policía cuando intentaban entrar a la estación de Bolonia. En esta ciudad también hubo protestas ante la prefectura del Gobierno, y también se celebraron marchas en la isla de Cerdeña.

Entre los colectivos que se organizan con mayor actividad están los estudiantes, que han realizado acciones y han ocupado facultades de universidades en Roma, Milán, Nápoles, Turín o Bolonia. “Paralicemos la universidad, todos los ojos en la flotilla”, es la consigna universitaria. Asimismo, el personal sanitario de más de 240 hospitales italianos ha organizado este jueves un flashmob con antorchas y velas para mostrar su solidaridad con Gaza y los trabajadores sanitarios palestinos.

Según medios locales, en la huelga convocada para este viernes se prestarán servicios mínimos, pero al ser la CGIL el principal sindicato del país, se prevé un seguimiento importante e interrupciones en servicios como el transporte público. Las restricciones se harán sentir ya a partir del jueves por la noche. Hasta hoy, la CGIL sí se movilizó y realizó paros laborales de corta duración por Palestina, pero no se había atrevido a convocar aún una huelga general. Según coinciden analistas, la agrupación se sintió presionada ante las calles, mientras que también se vio condicionada por el paro laboral por Gaza organizado por el sindicato USB el 22 de septiembre, ya muy concurrido.

Para Sara Cimmino, una de las muchas activistas movilizadas estos días, todo ello es una muestra del “éxito total” de la flotilla. Según destaca, la iniciativa “logró que millones de personas en Italia se fijaran en Gaza”, y presionó a Meloni por su postura tímida hacia las masacres de Israel. “Se evidenció cómo el Gobierno italiano es cómplice del genocidio, y cómo es esclavo de la voluntad de Estados Unidos e Israel”, asegura esta activista residente en Roma que también prevé salir a protestar estos próximos días.

El revuelo se notó este jueves también a nivel institucional. La Cámara de Diputados deliberaba este jueves dos mociones propuestas por la mayoría de Gobierno, una de ellas sobre el plan de paz para Gaza propuesta por Donald Trump y otro en torno a la propuesta para el reconocimiento del Estado palestino que propuso Meloni, condicionado a la liberación de los rehenes israelíes aún cautivos en la Franja y a la renuncia de Hamás a cualquier aspiración al poder. En la Cámara, la líder de la formación opositora y centroizquierdista Partido Democrático, Elly Schlein, criticó el papel del Gobierno ante la flotilla, le exigió “escuchar la voz que se alza” de las calles y pidió que no se criminalicen las protestas.

Se evidenció cómo el Gobierno italiano es cómplice del genocidio, y cómo es esclavo de la voluntad de Estados Unidos e Israel

Aliada estratégica de EEUU de Donald Trump e Israel, Meloni es una de las dirigentes europeas que en los dos últimos años ha sido más cautelosa y equidistante ante Israel. Osciló entre el apoyo pleno a Israel y las críticas por su ofensiva, que ve “desproporcionada”. En las últimas semanas ha endurecido sus posiciones. Hasta ahora, tampoco ha calificado lo sucedido en Gaza como genocidio y se ha mostrado reacia a imponer sanciones contra Israel. A su vez, alineada con EEUU, no se ha sumado al reconocimiento del Estado palestino de Francia, Reino Unido, Canadá y otros países de las últimas semanas.

“Es vergonzoso que este Gobierno no adopte una postura más firme contra Israel”, lamenta a elDiario.es Giancarlo Liberati, abogado especializado en derechos humanos. Según Liberati, Meloni no ha querido situarse contra el Estado judío para no perder sus vínculos ideológicos con la derecha de Benjamín Netanyahu y la Administración de EEUU. “Ha tejido lazos privilegiados con Trump, y debe seguir su orientación para mantenerlos, pero la sociedad italiana es cada vez más sensible a Gaza”, alertaba.

El malestar, coinciden diferentes analistas, es transversal, incluso entre votantes de Meloni. Según una encuesta reciente del grupo italiano YouTrend, el 63% de los italianos cree que Israel comete un genocidio en Gaza, un 64% indica que “oprime y discrimina sistemáticamente al pueblo palestino”, y un 65% ve su ofensiva “desproporcionada”. “Netanyahu y Trump son claves en esta ‘Internacional' ultraderechista. Tienen muchas cosas en común con Meloni, como el desprecio al derecho internacional y los derechos humanos”, comenta a elDiario.es Filippo Miraglia, vicepresidente de ARCI, entidad promotora de la cultura y los derechos civiles en Italia, un país cada vez más movilizado por Palestina.