Las protestas juveniles, que han dejado tres muertos, continúan para reivindicar mejoras en los servicios públicos y un cambio en las prioridades del Gobierno

Al menos tres muertos y cientos de detenidos en las protestas de la generación Z en Marruecos

Las pancartas y emblemas que exigen cambios para un futuro digno en las manifestaciones juveniles de Marruecos han llevado a detenciones, disturbios y enfrentamientos con la policía en diferentes puntos del país, especialmente en poblaciones cercanas a la ciudad de Agadir, en el sur.

En otras grandes urbes como Casablanca también se han producido altercados y arrestos entre los manifestantes más jóvenes, que señalan la arbitrariedad de las detenciones. “Durante los primeros días, las fuerzas de seguridad arrestaban a cualquier persona, a pesar de ser una manifestación pacífica”, explica desde allí uno de los implicados, que prefiere mantener el anonimato.

“Me detuvieron sin motivo alguno. Me arrastraron con fuerza hasta el coche policial y desde allí me trasladaron a comisaría, donde estuve más de 12 horas incomunicado”, explica el joven. “Solo reclamamos mejoras en los servicios públicos”, añade. “Ahora el pueblo está más enfadado por la falta de respuestas del Gobierno y las manifestaciones se están volviendo más violentas”, cuenta él mismo, tras conocer la noticia de las víctimas mortales.

Tres personas murieron el miércoles, dos de ellas en el poblado marroquí de Laqliaa, cercano a Agadir, después de que la policía abriera fuego, y alrededor de 350 han resultado heridas. La agencia de noticias pública de Marruecos MAP aduce que las víctimas mortales se produjeron cuando los manifestantes intentaban asaltar un puesto de la Gendarmería Real y sus agentes “se vieron obligados a utilizar sus armas de servicio en defensa propia, para repeler un ataque y una agresión”.

Las protestas y arrestos se recrudecen

Las autoridades han arrestado desde el sábado 27 a cientos de personas que intentaban manifestarse argumentando que las protestas no estaban autorizadas. Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado las detenciones masivas. Hasta el momento, y según informa el Ministerio del Interior marroquí, las fuerzas de seguridad han detenido a alrededor de 400 manifestantes.

El jefe de división de la Fiscalía marroquí, Ahmed Ouali Alami, ha precisado que los implicados en las manifestaciones podrían enfrentarse a penas hasta de “cadena perpetua”. El martes, 37 personas arrestadas en la capital declararon ante la Fiscalía. De ellas, 34 fueron liberadas con fianzas de entre 280 y 470 euros, aproximadamente, y tres permanecen en prisión preventiva.

Cada intento de reprimirnos solo aumenta nuestra creatividad y nuestra determinación. Estamos conectados, somos resilientes y no vamos a desaparecer

Desde el estallido de las manifestaciones, las protestas han escalado con intensidad y se han registrado incendios y daños materiales en alrededor de 400 vehículos policiales, según cifras oficiales del Estado marroquí. También ha habido destrozos en edificios y saqueos de comercios en 23 provincias. Los incidentes más graves se han registrado en ciudades como Salé, Ait Amira, Tiznit, Oujda, Tánger e Inezgane.

Respuesta del Gobierno

Tras días de silencio, y según publica la agencia de noticias marroquí, el jefe de Gobierno, Aziz Akhannouch, anunció en Rabat que el Ejecutivo “ha reaccionado positivamente a las demandas expresadas por los jóvenes” y que está dispuesto a abrir un espacio de diálogo y debate en instituciones y espacios públicos. Aseguró que todas las fuerzas políticas comparten esta voluntad y que el Gobierno buscará dar respuestas a las reivindicaciones sociales.

Akhannouch también expresó su pesar por la muerte de tres manifestantes y, al mismo tiempo, elogió la labor de las fuerzas de seguridad en defensa del orden y la seguridad pública. “El enfoque basado en el diálogo es el único medio para abordar los desafíos que enfrenta Marruecos y acelerar la aplicación de políticas públicas demandadas por la sociedad”, apunta el comunicado de MAP.

En la calle, sin embargo, la percepción es distinta. Otro joven afincado en Casablanca y entrevistado telefónicamente se muestra escéptico: “Ofrecen diálogo mientras siguen las detenciones. Eso ya lo hemos visto antes. Si quieren recuperar la confianza de la juventud, las reformas deben ser concretas, no solo palabras”.

Además, este joven señala que los manifestantes sienten vulnerados sus derechos constitucionales. “El artículo 29 de la Constitución marroquí garantiza la libertad de reunión pacífica, el artículo 31 obliga al Estado a garantizar sanidad y educación, y, aun así, vemos represión en lugar de escucha”, critica. El contraste con la monarquía también aflora en su discurso: “El rey siempre ha dicho que los marroquíes son ciudadanos con derechos, no súbditos pasivos. La protesta no es en contra de la monarquía, sino de un Gobierno que parece desconectado de la realidad”.

Mirando al futuro, advierte: “Cada intento de reprimirnos solo aumenta nuestra creatividad y nuestra determinación. Estamos conectados, resistimos y no vamos a desaparecer”.

Un movimiento digital de alcance

El movimiento GenZ212, que toma el nombre de la Generación Z y ha canalizado el descontento de la juventud marroquí desde las redes sociales hacia las calles, ha visto cómo su comunidad en la plataforma online Discord crecía de apenas 3.000 a más de 150.000 usuarios en cuestión de semanas, impulsada aún más por las recientes movilizaciones.

Las protestas tienen como telón de fondo una crisis estructural en cuestiones clave como la sanidad, la educación, el empleo y la corrupción. Entre sus demandas principales están la universalización de la cobertura sanitaria, el acceso a medicamentos a precios asequibles y la modernización de hospitales y centros educativos.

Marruecos cuenta con poco más de 15.000 médicos en el sector público para una población de 37 millones de personas, lo que equivale a cuatro médicos por cada 10.000 habitantes. Al mismo tiempo, y como apunta la Agencia Nacional de Estadística, el desempleo juvenil supera con creces al de los adultos: más de un tercio de los jóvenes carece de trabajo.

Frente a este panorama social, el Gobierno ha destinado 4.200 millones de dólares al sector aeroportuario, modernizando infraestructuras como los aeropuertos de Casablanca, Marrakech o Agadir, entre otros, y con la mirada puesta en la Copa Mundial de Fútbol de 2030.

Paralelamente, se levantan y remodelan estadios para cumplir los estándares internacionales exigidos por la FIFA, en un esfuerzo compartido con España y Portugal para organizar el torneo. Las consignas que corean las manifestaciones en las primeras jornadas de denuncia reflejan la tensión entre las prioridades oficiales, como el Mundial de fútbol, y las necesidades sociales más urgente.