
La palabra “defensa” le parece pacata a Donald Trump, presidente de EEUU, para referirse al departamento que gestiona la maquinaria militar de su país. El razonamiento radica en que viste mucho más e infunde más respeto entre aliados y enemigos denominar “Departamento de Guerra” al negociado. “Es un nombre mucho más adecuado, a la vista de dónde está el mundo ahora mismo”, razonó en septiembre el mandatario, tras meses rumiando el cambio de nombre. Así que lo cambió. Y a los pocos días volvió a decir que quería que le diesen el Premio Nobel de la Paz.
Durante su primer mandato y lo que lleva del segundo, Trump ha bombardeado Siria, Irán, Yemen, Somalia, Libia y Afganistán. En los primeros cinco meses tras su regreso al poder, el presidente mandó sus bombarderos a atacar objetivos en el extranjero más de 500 veces, tantas como Joe Biden en sus cuatro años al mando, según la base de datos independiente ACLED (Armed Conflict Location & Event Data).
Aun así, insiste en que se merece el galardón. Es más, si no se lo dan, le parecerá mal. “Será un gran insulto a nuestro país, os puedo decir eso. No lo quiero yo, quiero que el país lo tenga”, dijo el 30 de septiembre en una alocución deslavazada ante sus generales en Virginia. Lo mismo, ante la Asamblea General de la ONU , tras impedir la asistencia presencial de la delegación palestina. “Todo el mundo dice que deberían dármelo”, afirmó. De nuevo, esta misma semana: “No creo que nadie en la historia haya resuelto tantas [guerras], pero quizá encuentren una excusa para no dármelo”.
¿Quién es “todo el mundo”? No está claro, pero Trump lleva repitiéndolo al menos desde 2018, durante su primer periodo en la Casa Blanca. Consta que dos políticos noruegos de ultraderecha lo hicieron ese año, por acercar posturas entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, y un parlamentario sueco en 2020, por mediar entre Serbia y Kosovo . También lo hizo (según Trump), el malogrado exmandatario japonés Shinzo Abe, y en 2018 lo planteó el a la sazón presidente surcoreano Moon Jae-In, por el intento, ya abandonado, de limar asperezas entre las dos Coreas.
Fijación desde el primer mandato
La fijación del líder estadounidense con este reconocimiento se remonta a su primer mandato (2017-2021). Trump se quejó de que el primer ministro etíope Abiy Ahmed — con una trayectoria posterior problemática — recibiese el reconocimiento en 2021, en lugar de él. “Salvé un país [...] y acabo de oír que le van a dar el Nobel al jefe de ese país. Y yo dije, '¿qué, yo tuve algo que ver? Sí, pero ya sabes, así funcionan las cosas'”, refunfuñó. Antes, en 2019, se había quejado ante el primer ministro pakistaní, Imran Khan: “Lo recibiría por muchas cosas si lo concediesen limpiamente, cosa que no hacen”, lanzó.
Más recientemente, de visita en Washington este verano en pleno genocidio en Gaza , el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, buscado por la Corte Penal Internacional, también reclamó el premio para Trump. “Creo que nuestros equipos forman una combinación extraordinaria para afrontar los retos y aprovechar las oportunidades”, se jactó.
Otro de los grandes partidarios de que se le conceda el honor es el presidente ultraderechista argentino Javier Milei, muy agradecido por el rescate financiero prometido por EEUU . Ahora que el plan de paz para Gaza que el estadounidense ha patrocinado parece haber logrado la aquiescencia tanto de Israel como de Hamás, Milei ha sido de los primeros en reaccionar . “Cualquier otro dirigente con semejantes logros ya lo hubiera recibido hace mucho tiempo”, sostuvo.
El encaprichamiento de Trump con el premio lleva a muchos líderes internacionales a mencionar el asunto para ganarse su favor. El último ha sido el presidente taiwanés, Lai Ching-te. “Sin duda” debería recibirlo si convenciese a China de “abandonar toda agresión militar contra Taiwán”, dijo esta semana en una intervención radiofónica.
En términos similares se pronunció previamente el presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi. El alto el fuego entre su país y Ruanda, firmado con apoyo de EEUU en junio, no acaba de avanzar, y el líder africano fue claro en septiembre durante la reunión de la Asamblea General de la ONU: “Si el presidente Donald Trump le pone fin a esto , seré el primero en votarlo para que le den el Premio Nobel”.
El último en sumarse a la estrategia ha sido el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que ha asegurado que su país nominará a Trump al Nobel si les entrega misiles Tomahawk y les ayuda a conseguir el alto en fuego con Rusia.
Obama sí, pero yo no
Aunque Trump se queje de que le nieguen el premio que sí le darían a “cualquier otro”, lo que le molesta especialmente es que el honor haya recaído sobre su predecesor, Barack Obama, y a él se le resista. “Si me llamase Obama me habrían dado el Nobel en 10 segundos”, protestó el año pasado. Obama ganó el premio en 2009, apenas un año después de su elección.
Hasta cinco congresistas estadounidenses han apoyado también la candidatura de Trump, que en su discurso en la ONU volvió a defender sus méritos. “He puesto fin a siete guerras”, dijo, metiendo en el mismo saco conflictos de toda índole, desde enfrentamientos derivados de la disolución de la URSS, como el de Azerbaiyán y Armenia , hasta escaramuzas de frontera como las de este verano entre Tailandia y Camboya , así como los choques entre Pakistán e India , que se suceden periódicamente desde el fin de la colonia británica.
Las reglas del Nobel
Las reglas del comité noruego independiente que concede el Nobel señalan que los méritos reconocidos son los del año anterior a su concesión; es decir, las contribuciones de Trump a la paz en 2025, cualesquiera que sean, solo se valorarían para una candidatura en 2026. Este año hay 338 candidatos —244 personas y 94 organizaciones—. La fecha límite para la presentación de nominaciones este año fue el 31 de enero, 11 días después de su toma de posesión como presidente de EEUU.
Aunque el comité presume de independencia — lo integran actualmente un defensor de los derechos humanos, un experto en política exterior, dos exministras y una antigua secretaria de Estado —, Trump no pierde de ocasión de señalar a las autoridades noruegas que el asunto le interesa. El Financial Times cita en una información de este miércoles fuentes de ese país que aseguran que así lo hizo en al menos una conversación telefónica con el ministro de Hacienda y ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Con todo, la opinión generalizada entre los expertos es que las posibilidades de Trump son mínimas.