¿Un espejismo en el desierto? El aeropuerto internacional de Sharm el Sheij, inaugurado en 1968 como base de la Fuerza Aérea israelí tras la guerra de los Seis Días, empezó a abarrotarse este lunes, según iba avanzando la mañana, con infinidad de aviones oficiales de muchos puntos del planeta, desde Azerbaiyán e Indonesia y Pakistán o Armenia, hasta Turquía, el Reino Unido, Alemania, Francia o España. Todos, no obstante, a la espera del Air Force One de Donald Trump, que llegó a la localidad egipcia del extremo sur de la península del Sinaí, en la costa del mar Rojo, tras su intervención ante el Parlamento israelí, en Jerusalén, mientras se producía el histórico intercambio de rehenes hebreos y presos palestinos entre Israel y Hamas.

La carretera entre el aeropuerto y el complejo hotele

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