El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont , ha decidido romper relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez y cerrar el canal de diálogo abierto en Ginebra bajo la mediación de la fundación Henry Dunant . Según fuentes de Junts per Catalunya consultadas por THE OBJECTIVE, la decisión es definitiva: « Esto se ha acabado ».

En un movimiento que se viene gestando desde antes del verano, los de Puigdemont han optado por romper la estrategia de acercamiento liderada por su secretario general, Jordi Turull , y volver al control político directo desde Waterloo . Las fuentes aseguran que el partido ha cometido errores estratégicos al permitir «una concatenación de incumplimientos» del Ejecutivo sin exigir consecuencias. «Se ha jugado muy mal. Esto no da más de sí», afirman.

La previsión es que el próximo lunes Junts anuncie públicamente el cierre de este proceso y la ruptura con el Gobierno . Consideran que se han agotado los plazos desde los pactos de investidura de noviembre de 2023 , y que «ya es tarde» para cumplir los compromisos asumidos entonces.

Fin del diálogo en Ginebra

La interlocución entre Moncloa y Junts, canalizada a través de reuniones discretas en Suiza y Bélgica , ha sufrido un progresivo desgaste. Las últimas tres reuniones se consideran, en palabras de las fuentes, un «sonado fracaso». Ni José Luis Rodríguez Zapatero , enviado especial del PSOE, ni el adjunto de Santos Cerdán, Juanfran Serrano , lograron avances sustanciales. Puigdemont cerró toda posibilidad de diálogo sobre los Presupuestos Generales del Estado o sobre las reformas judiciales, e impidió incluso una conversación política con Salvador Illa en Bruselas.

Junts considera que Zapatero « ya no es un interlocutor válido », y tampoco lo es ya Pedro Sánchez. Aunque el presidente del Gobierno insistió este jueves en Bruselas en que la reunión con Puigdemont se celebrará «cuando toque», en Junts replican que «nadie quiere ya verse con Sánchez» .

El lunes, punto de inflexión

Según las fuentes consultadas, el lunes será el momento en que Junts formalice su ruptura con el Ejecutivo. Agradecerán el papel de los mediadores internacionales, cerrarán el foro de Ginebra y pondrán fin a lo que califican como «una etapa fracasada».

La frase utilizada en círculos del partido resume el ambiente actual: «Estamos ya en ver quién se queda el perro». La metáfora da cuenta del punto sin retorno en que se encuentra la relación con el PSOE.

En paralelo, Junts abre la puerta a una eventual moción de censura , que podría contar con el respaldo de PP y Vox , si se logra un candidato alternativo de consenso. No obstante, en Waterloo reconocen que aún no hay pasos concretos por parte de Alberto Núñez Feijóo , a quien critican por su inmovilismo: «No se a qué esperan… ¿Cómo quieren que se llegue a un candidato alternativo si no hablan?».

Sin foto, sin retorno

En Junts descartan cualquier encuentro con Sánchez , tanto en privado como en público. La foto conjunta ya no interesa. En palabras de un dirigente: «¿Qué le aporta ahora a Junts una imagen con Sánchez? Nada».

El expresident considera que la legislatura está agotada. Y aunque no hay fecha para un eventual adelanto electoral, la formación independentista cree que el ciclo político iniciado en 2023 está a punto de concluir .

Vía discreta con el PP

En este nuevo escenario, Junts no descarta explorar vías discretas de diálogo con el Partido Popular . Si bien no se reconoce contacto oficial, los de Puigdemont advierten que el tiempo corre y que el desgaste del PSOE puede beneficiar a formaciones como Vox o Aliança Catalana , que ya están atrayendo parte de su electorado.

«O dan pasos para desalojar a Sánchez, o Vox se los va a terminar de comer», advierten desde la formación posconvergente, donde crece la presión para que se produzcan movimientos antes de que se disuelva completamente la posibilidad de una mayoría alternativa en el Congreso.

La relación entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont entra en su fase terminal. Lo que fue un eje central de la investidura y de la estabilidad parlamentaria del actual Gobierno ha quedado reducido a una ruptura en ciernes , sin canales de diálogo viables y sin voluntad de reconstrucción.

El lunes se espera la oficialización del divorcio político , con consecuencias que podrían sacudir el equilibrio del Gobierno y abrir la puerta a un nuevo mapa de alianzas en el Congreso.