Donald Trump y Elon Musk se han convertido en figuras recurrentes en la sátira contemporánea. Sus posturas públicas, sus proyectos grandilocuentes y su forma de comunicar generan un terreno fértil para la burla . La imagen de poder desmesurado y de constante autopromoción que ambos proyectan ha servido de combustible para parodias que circulan por todo tipo de espacios, tanto en España como en Estados Unidos.

En ese contexto, la compañía de juegos Cards Against Humanity halló una oportunidad para llevar la ironía al terreno de los hechos, lo que derivó en una historia que terminó en los tribunales.

La compañía de Musk pacta el cierre del litigio tras admitir que invadió el terreno

El fabricante del irreverente juego de cartas alcanzó un acuerdo con SpaceX tras un año de disputa judicial . Según informó The Associated Press , el conflicto giraba en torno a un terreno en el condado de Cameron , en Texas, que los creadores del juego acusaron a la empresa de Elon Musk de haber ocupado sin autorización . SpaceX reconoció el acceso no permitido a la parcela y retiró sus materiales de construcción antes de que el juicio, previsto para noviembre de 2025, llegara a celebrarse.

El origen de la disputa se remontaba a 2017, cuando Cards Against Humanity compró un pequeño terreno junto al río Bravo para ridiculizar el proyecto del muro fronterizo impulsado por Donald Trump. La iniciativa recaudó más de dos millones de dólares gracias a las aportaciones de unas 150.000 personas, que con quince dólares cada una financiaron la compra.

SpaceX aceptó retirar su material y abandonar la parcela en disputa

El objetivo declarado era “ hacer que la construcción del muro resultara lo más lenta y costosa posible ”, una frase que la empresa incluyó en su campaña inicial y que marcó el tono de toda la acción.

La tensión aumentó en 2024, cuando la compañía denunció que SpaceX había ocupado esa franja de tierra . En la demanda, en la que se pedían 15 millones de dólares en concepto de indemnización , se señalaba que la empresa había extendido grava, aparcado vehículos y almacenado materiales sin pedir permiso. Ars Technica detalló que, durante la fase de intercambio de pruebas, SpaceX admitió haber entrado en la propiedad .

Los abogados de Cards Against Humanity aseguraron que esa confesión bastaba para sostener el caso , aunque un juicio prolongado habría supuesto un coste excesivo frente a un resultado económico incierto.

El enfrentamiento se resolvió sin dinero, pero con una nueva dosis de sarcasmo

Aun así, el desenlace conservó el tono burlón que caracteriza a la marca. En lugar de compensaciones en metálico, los seguidores recibirán un nuevo paquete de cartas con temática dedicada a Musk . La empresa comunicó a sus donantes que, según sus previsiones, se empezarán a distribuir a principios de 2026 : “Así que, aunque no podemos daros lo que queríais —dinero en efectivo de Elon Musk—, vamos a compensaros con humor”.

Tras ese anuncio, Cards Against Humanity ofreció algunos detalles más serios sobre el acuerdo. La portavoz Maria Ranahan explicó a The Texas Newsroom que el acuerdo evitó un gasto judicial desproporcionado y permitió concentrarse en la restauración del terreno con ayuda de una empresa local de jardinería.

Cards Against Humanity convirtió la compensación en una nueva broma

El propio comunicado de la compañía expresaba satisfacción por haber “ plantado cara a un abusón como Musk ”, y celebraba que SpaceX hubiera retirado todo el material de obra. La empresa anunció que el terreno recuperará su aspecto original , libre de escombros y sin rastros de maquinaria. La correspondencia con los donantes mantenía el tono sarcástico habitual: “Pronto el terreno volverá a su estado natural, sin basura espacial y completamente libre de absurdos muros fronterizos”.

La historia cierra un círculo peculiar. Lo que comenzó como una sátira contra el muro de Trump terminó en una disputa real con otra figura mediática acostumbrada a la grandilocuencia. Cards Against Humanity convirtió un gesto de protesta en una batalla legal que mantuvo su espíritu de ironía intacto. En ambos casos, tanto con Trump como con Musk, la empresa utilizó el humor como herramienta de resistencia frente a quienes transforman la frontera o el espacio en terreno de exhibición personal.