No hay que ser economista para saber que los recursos son escasos y que dedicar más al gasto militar obviamente antes o después significará dedicar menos a otro gasto público
Últimamente no hay quien no se haga eco de la gran oportunidad para el sector de defensa, los inversores y la economía en general de la lluvia de millones para armamento que viene de Europa. Si se confirma la propuesta Rearm Europe de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, los próximos Next generation serán verde caqui, e inyectarán 800 mil millones al gasto militar europeo, 150 mil provenientes del presupuesto comunitario y el resto de cada uno de los Estados. Al mismo tiempo, en la pasada reunión de junio de la OTAN en La Haya estableció un nuevo objetivo para el gasto militar de sus Estados miembro en relación al PIB del 3,5% para lo que se ha denominado como gasto militar duro y un 1,5% adicional en otros aspectos de seguridad.
Tan variados como dudosos son los argumentos utilizados para posicionarse a favor del incremento en los gastos militares, que llegan incluso a cuestionar la teoría del coste de oportunidad del premio Nobel en economía de Paul Samuelson. No hay que ser economista para saber que los recursos son escasos y que dedicar más al gasto militar obviamente antes o después significará dedicar menos a otro gasto público, a lo que cabe añadir que no hay ningún estudio que demuestre que un porcentaje u otro de gasto militar genera más o menos seguridad y paz en un lugar determinado, ni que la seguridad, prosperidad y paz de Europa se deba al gasto militar estadounidense.
En todo caso, nos centraremos aquí en cuestionar el argumento del desarrollo económico que a través de la creación de puestos de trabajo se atribuye a los aumentos del gasto militar.
Comencemos con los datos del presupuesto militar en 2024 del conjunto de los 27 estados miembro de la UE, que fue según datos SIPRI de 369.692 millones de dólares, el 2,06% del PIB. El anuncio del aumento de Von der Leyen y de la OTAN se ha producido en 2025, con lo que interpretamos que el primer año del incremento es el año en curso. Bajo el supuesto de que el PIB europeo crezca la próxima década un 1,4% anual y con un aumento anual del gasto militar europeo en conjunto de un 10% anual, los 800 mil millones € (928.000 millones de dólares) adicionales podrían alcanzarse el año 2035 triplicando el gasto militar actual. Este ritmo de crecimiento sería coherente con el objetivo del 5% para 2035 de la OTAN, con un gasto militar en 2035 estimado en 1,05 billones de dólares.
Sigamos con más datos, los de la creación de empleo que se produce en una economía ante aumentos del gasto público. Para ello utilizaremos los datos de dos estudios académicos que abordan la cuestión, el primero realizado en Estados Unidos en 2017 por Heidi Peltier, investigadora del Political Economy Research Institute de la University of Massachussets, el segundo estudio fue realizado en 2023 por Chiara Bonaiuti, Paolo Maranzano, Mario Pianta y Marco Stamegna, investigadores y profesores de Newcastle University, Università di Milano Bicocca o de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de Florencia.
En ellos se hace la estimación del aumento de 1.000 millones de euros o dólares adicionales de gasto público en el empleo en el sector armamentístico, de medioambiente, educación y salud en Alemania, Italia y España y EEUU. Ofreciendo como resultado que los aumentos del gasto militar generan empleo, efectivamente, pero mucho menos que hacerlo en sectores como educación, sanidad o medioambiente. En el caso español se llega a la conclusión de que dedicar 1.000 millones de euros adicionales a gasto militar en España genera 6.580 empleos en la industria armamentística, 11.890 en empresas de medioambiente, 16.440 en educación y 15.300 en el sector sanitario. El gasto público que más puestos de trabajo es capaz de generar en la economía española es el educativo, que multiplica por 2,5 al militar, el gasto en salud genera un 233% más de trabajo que el militar y el gasto en medioambiente un 181% más. El resultado para los otros países de la UE analizados, Italia y Alemania, así como en EEUU son similares al español. En todos los casos, gastos adicionales en el sector armamentístico generan entre dos o tres veces menos de puestos de trabajo que incrementos presupuestarios en las partidas sociales mencionadas.
En el estudio de Bonaiuti, Maranzano, Pianta y Stamegna realizado para Greenpeace se añade otra información económica de interés que compara el impacto de aumentar los mencionados 1.000 millones de euros en otros indicadores macroeconómicos. El resultado es de nuevo desfavorable al gasto militar. En España, el incremento en el presupuesto militar implica un 22,3% de importaciones, lo que desvía un porcentaje importante del gasto español al extranjero, mientras que en el resto de los sectores económicos analizados esta pérdida en la economía local es prácticamente cero. En Italia y Alemania el efecto es, de nuevo, similar. El estudio mencionado evidencia no solo que la inversión en educación, salud o medioambiente es más eficiente en cuanto a la creación de puestos de trabajo que la militar, sino que “un mayor gasto militar está llevando a Europa por una trayectoria de menor prosperidad económica, menor creación de empleo y peor calidad del desarrollo de los países.”
Cruzando los datos anteriores podemos hacer una estimación de la creación de empleo de los 800 mil millones del plan de rearme europeo en la próxima década. Si se dedican a la industria militar crearían tan solo 4,2 millones de empleos, comparados con los 8,8 millones en medioambiente (el doble) y los 11,4 millones en Salud. Finalmente dedicar los 800 mil millones de rearme a educación generarían el triple de puestos de trabajo en la UE que hacerlo en el sector militar, alcanzando lo 12,8 millones de empleos. A ello habría que añadir que, según el mismo estudio, con los datos de tres de las principales potencias en industria militar de Europa, Alemania, Italia y España, podemos estimar que el 35% de los incrementos en gasto en rearme europeo sería para importar armas de países fuera de la UE, sabiendo que el principal suministrador es EEUU. Es decir, una buena parte de los 800.000 mil millones de euros para el rearme europeo alimentarían la industria militar estadounidense, razón de peso para que Donald Trump insista hasta la amenaza en conseguir aumentar el gasto militar en Europa, o lo que es peor, a la industria de armas israelí, quien exportó 8 mil millones en armamento a Europa en 2024.

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