Es posible que una coalición moderada se haga con el Gobierno, pero el fragmentado sistema político neerlandés abre la puerta a muchos resultados posibles

Países Bajos acude a las urnas con una ultraderecha desbocada

Países Bajos celebra elecciones anticipadas este 29 de octubre. Los sondeos muestran que es probable que los votantes cambien el Gobierno más de derechas de la historia reciente del país por una coalición más moderada y sensata.

Esto es todo lo que hay que saber:

¿Qué ha pasado y por qué es relevante?

Las elecciones legislativas anticipadas se desencadenaron por la caída en junio del Gobierno saliente, que llevaba 11 meses en el poder. El Ejecutivo cayó después de que el líder de la extrema derecha, Geert Wilders, sacara a su Partido de la Libertad (PVV) de una coalición ya de por sí frágil y poco eficaz.

En los últimos comicios, celebrados en 2023, el PVV fue, sorprendentemente, la primera fuerza. Tras más de seis meses de negociaciones, formó una frágil coalición de derechas integrada por cuatro partidos, con el populista Movimiento Granjero-Ciudadano (BBB), el centrista Nuevo Contrato Social (NSC) y el liberal-conservador VVD.

Sin embargo, los socios de Wilders consideraron que el político tenía un perfil demasiado incendiario para ocupar el cargo de primer ministro, que recayó en un exjefe de inteligencia, Dick Schoof. Durante este tiempo, Wilders, un político antiinmigración polémico y que vive bajo protección policial desde hace 20 años, se ha limitado a lanzar críticas desde la barrera.

El 3 de junio rompió la coalición después de que sus socios se negaran a aprobar un radical plan antiinmigración de diez puntos que incluía desplegar al Ejército para patrullar las fronteras, rechazar todas las solicitudes de asilo, cerrar la mayoría de los albergues para personas refugiadas y repatriar a todos los refugiados sirios.

Aunque el apoyo al PVV ha disminuido, las encuestas muestran que el partido de extrema derecha e islamófobo volverá a obtener el mayor número de escaños en el Parlamento. Sin embargo, las principales formaciones políticas neerlandesas han descartado formar una coalición formal con Wilders.

Se prevé que al menos 16 partidos entren en el Parlamento, pero ninguno obtendrá más del 20% de los votos. Como siempre, el próximo gobierno neerlandés, que suele ser un actor influyente en la Unión Europea y en la comunidad internacional, solo surgirá tras unas negociaciones de coalición que podrían durar meses.

¿Cómo funciona el sistema y cuál es el panorama?

El Parlamento neerlandés cuenta con 150 escaños, por lo que un Gobierno necesita al menos 76 para alcanzar la mayoría. Ningún partido lo logra por sí solo, y el país lleva más de un siglo gobernado por coaliciones.

La Cámara se elige cada cuatro años —o antes, si el Gobierno cae— mediante representación proporcional, a partir de una lista única de candidatos en una circunscripción nacional. Cualquier partido que obtenga al menos el 0,67% de los votos tiene garantizado un escaño.

Al igual que en gran parte de Europa, la política neerlandesa se ha caracterizado en las últimas décadas por un fuerte descenso del apoyo a los partidos históricos de centroderecha y centroizquierda, cuya cuota de votos ha pasado de ser de más del 80% en la década de los 80 a poco más del 40% en la actualidad.

En Países Bajos, este proceso ha ido acompañado de una espectacular proliferación de partidos más pequeños: en estos comicios se presentan 27 formaciones, entre ellas, un partido para mayores de 50 años, un partido para jóvenes, un partido animalista, un partido que defiende la renta básica universal y un partido que promueve el deporte.

¿Cuáles son los principales actores y temas?

Liderando los sondeos, pero con una previsión de perder hasta 12 de los 37 escaños que obtuvo en 2023, se encuentra el PVV de Wilders. Entre otros puntos, su programa electoral contempla una congelación total del asilo, que los hombres ucranianos que se hayan refugiado en Países Bajos sean repatriados, que el Ejército luche contra los “terroristas callejeros” y que se ponga fin al “adoctrinamiento woke (algo así como progre)” en las escuelas.

Las encuestas también muestran que la alianza electoral entre los Verdes y el histórico Partido Laborista neerlandés (GL/PvdA), que se espera acabe fusionándose por completo, está en camino de obtener hasta 26 escaños. Liderada por el veterano excomisario europeo Frans Timmermans, la coalición ha convertido la construcción de nuevas viviendas en su principal prioridad y ha generado polémica al incluir en su programa un límite neto de migración de entre 40.000 y 60.000 personas al año.

El partido liberal-progresista D66 está en camino de más que duplicar su número de escaños, obteniendo hasta 23, frente a sus nueve actuales, bajo el liderazgo de su joven dirigente, Rob Jetten, conocido por hablar sin tapujos. Su campaña se centra en la vivienda —con el ambicioso plan de construir diez nuevas ciudades— y en la creación de una “prestación básica individual” para las personas solicitantes de ayudas.

Los demócratas cristianos (CDA) dominaron la política neerlandesa desde finales de los años 70 hasta principios de los 90, y de nuevo a principios de los 2000, pero en las últimas elecciones se desplomaron hasta obtener solo cinco escaños. Ahora están en camino de hacerse hasta con 22.

Bajo el liderazgo de Henri Bontenbal, su joven estrella en ascenso, que entró en la política hace solo cuatro años, el partido se ha recuperado con una campaña que destaca la grave crisis de la vivienda en Países Bajos y la promesa de una “política normal y civilizada”.

Se prevé que el liberal-conservador VVD, el partido del ex primer ministro (ahora responsable de la OTAN) Mark Rutte, pierda votos, y pase de los 24 escaños actuales a un máximo de 18. Se culpa de su declive a su líder, Dilan Yeşilgöz, acusado de escorar demasiado el partido a la derecha. En su programa electoral promete recortes fiscales a las empresas y menos prestaciones sociales.

El populista y conservador JA21 es una escisión de otro partido de extrema derecha, el otrora popular y ahora salpicado por los escándalos Foro por la Democracia (FvD), y parece estar beneficiándose del éxodo de votantes del PVV, el BBB y el VVD. Podría obtener hasta 14 escaños.

Además del VVD y el PVV, también se prevé que los otros dos socios de la malograda coalición saliente —el BBB y el NSC— salgan perdiendo, y el NSC ni siquiera tiene garantizada su presencia en el Parlamento.

Los temas de debate más importantes durante la campaña han sido la migración, con varias protestas, a veces violentas, contra los centros de acogida de emergencia previstos para los solicitantes de asilo, el coste de la vida y el eterno problema neerlandés de la vivienda (el país tiene un déficit de 400 000 viviendas).

¿Cómo podría ser el nuevo Gobierno?

Dado el alto grado de fragmentación de la política neerlandesa, las coaliciones posibles son casi tan importantes como quién quede primero —o, en este caso, más probablemente segundo—, ya que ningún gran partido está dispuesto a gobernar con Wilders, que insiste en su intención de liderar un Gobierno en minoría.

Tras las elecciones, los diputados nombran primero a un informateur, que busca posibles alianzas. Una vez que se ha encontrado una coalición viable, un formateur, normalmente el líder del socio potencial con más votos, comienza a negociar el acuerdo de coalición formal. Esto puede llevar meses.

Varias opciones parecen plausibles, la mayoría de las cuales implican una mezcla de partidos de centroizquierda y derecha moderada. Las más probables, según la web CoalitionChecker, incluyen al CDA y al GL/PvdA, además del D66 y uno o más partidos más pequeños, entre los que podría estar el JA21.

Traducción de Emma Reverter.