Ser político hoy es muy fácil y muy difícil. Fácil porque no requiere formación ni buen verbo; tampoco bondad o empatía. Ni siquiera respeto. Al político español de nuestro tiempo no se le exige casi nada…, pero anda todo el día cuestionado y bajo la lupa de sus adversarios ideológicos, que no parecen tales, sino, más bien, perversos enemigos. Sé que esto ha pasado con anterioridad en nuestro país. De hecho, las sesiones del Congreso previas a la Guerra Civil lo acreditan; pero pensaba que, precisamente por eso, los españoles estábamos vacunados. Parece que no. La polarización de nuestros días resulta tan flagrante como aterradora. Es insólito que esta España, donde tanto costó alcanzar la democracia y que fue capaz de pasar de un régimen a otro sin conflicto, ahora viva en una violencia p
El perpetuo enfrentamiento
La Razón4 hrs ago
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